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El silencio vale oro durante aplicación de inyecciones oculares

Reuters

Por Genevra Pittman

Si un paciente estárecibiendo una inyección para tratar la degeneración macular uotra enfermedad de los ojos, un nuevo estudio sugiere quedebería asegurarse de que el médico no hable mientras realizala aplicación.

Un equipo halló que en unos pocos minutos de conversacióncon un paciente imaginario, voluntarios sin máscara protectoradiseminaban bacterias que podían terminar en los ojos o en lasagujas de las inyecciones y causar infección.

Uno de cada tantos miles de inyecciones para tratar lapérdida de la visión causaba endoftalmitis. Pero dado que lospacientes necesitan varias inyecciones, uno de cada 200desarrolla la infección causada en algunos casos porStreptococcus, presente en la boca.

El nuevo estudio "no es una prueba concluyente", indicó elautor principal, doctor Colin McCannel, del Instituto OcularJules Stein de la University of California en Los Angeles. Aunasí, agregó: "Mi consejo para los pacientes sería que, hastaque finaliza la aplicación, conversen lo mínimo necesario o nohablen con el médico".

El equipo de McCannel simuló una consulta oftalmológicahabitual para aplicar la inyección. Los voluntarios se pararonfrente al sillón de los pacientes con una placa para cultivarbacterias a la altura donde se ubicaría la cabeza de la personatratada.

Los voluntarios leyeron un texto durante 5 minutos bajodistintas condiciones: frente al paciente imaginario, con o sinmáscara, o mientras miraban hacia el costado sin máscara.Luego, permanecieron en silencio durante 5 minutos. Y, alinvertir los roles, los voluntarios se recostaron en el sillóny leyeron el texto con la placa sobre la frente.

Cuando los 15 voluntarios conversaron con la máscara omientras permanecieron en silencio, casi ninguna bacteriacreció en la placa.

Pero cuando no usaron la máscara, ya sea de frente alpaciente o mientras miraban hacia el costado, en la mayoría delas placas se detectaron colonias de bacterias. Y cuando los"pacientes" hablaron, en la mitad de las placas crecieronbacterias.

Eso demuestra que aun cuando las inyecciones oculares nosean procedimientos mayores ni ocurran en un quirófano, médicosy pacientes deberían tomar en serio la posibilidad decontaminación de la aguja.

"Es un procedimiento quirúrgico. Se está haciendo unorificio en el ojo de un paciente. Es muy pequeño, pero no losuficiente como para no causar una infección", dijo el doctorCharles Wykoff, oftalmólogo de Retina Consultants, en Houston,que no participó del estudio.

Los gérmenes provenientes de la boca de un médico o de suasistente también preocupan en otras instancias, según escribenlos autores en Archives of Ophthalmology.

McCannel citó ejemplos en los que las bacterias bucales deun médico estuvieron asociadas con la aparición de casos demeningitis en pacientes a los que se les había realizado unapunción lumbar.

Wykoff y McCannel coincidieron en que, si es posible,médicos y pacientes deberían tratar de conversar lo mínimonecesario durante los procedimientos.

FUENTE: Archives of Ophthalmology, 2011

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