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La bendición (y la maldición) de ser un autor sueco hoy

 

 

ROCÍO PONCE

inero fácil es la adaptación al cine del bestseller homónimo de Jens Lapidus que se acaba de estrenar en las salas españolas. Un thriller dirigido por Daniel Espinosa, que es también la primera parte de la llamada Trilogía Negra de Estocolmo del escritor y abogado criminalista sueco. Gracias al éxito de la película, los productores ya han anunciado la secuela (Nunca la jodas) para este año, y la tercera y última parte para 2012. Y más allá: los hermanos Weinstein han olido el taquillazo y han puesto la maquinaria a todo gas: 'Warner ya tiene en marcha el remake americano, que Zac Efron podría protagonizar', explica Lapidus a Público.

Dinero fácil es la historia de una autodestrucción: la de sus personajes por culpa de una ambición desmedida. Las vidas de tres criminales, JW, Jorge y Mrado, se unen por la desaparición de la hermana de uno de ellos y por un deseo común: vengarse de un capo. Lapidus explica que la primera parte de su trilogía es 'como el típico drama griego, con una curva. Primero sube, cuando a los personajes les va muy bien, y después baja, cuando empeora todo'. En este caso, la bajada es 'demasiado dura', recuerda el autor.

Empujado obviamente por el efecto Larsson, Lapidus considera que 'es una bendición y a la vez una maldición ser un escritor sueco de crímenes hoy en día'. A Lapidus le inspiran, en cualquier caso, 'los autores americanos y británicos como James Ellroy o Dennis Lehane, Raymond Chandler, Edward Bunker, realmente escritores duros de crimen'. En efecto, Lapidus se aleja de la tradición sueca de contar los crímenes porque se centra en los personajes más que en las tramas. 'En Suecia es al revés y allí la trama es prácticamente siempre igual: empieza con alguien que es asesinado, un policía o un detective investiga el crimen y al final del libro consigues la pista que lo soluciona', reflexiona.

El autor admite que sus libros no hay intención política o social, un trasfondo habitual en las novelas del género clásico, aunque Lapidus sí que busca mostrar con sus novelas que 'no todo es blanco o negro'. Para ser un criminalista, asegura, se necesita 'ver al humano que hay detrás del criminal. Y si se le odias al 100 %, es imposible que puedas defenderlo'.

 

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