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Arte en la catástrofe

El fotógrafo español Daniel Beltrá, que documentó para Greenpeace el vertido del golfo de México, ha ganado siete galardones internacionales, entre ellos el de fotoperiodista del año

NÚRIA JAR

'Al golfo, ¿no?'. Cuando Daniel Beltrá descolgó el teléfono y escuchó la voz del editor de fotografía de Greenpeace en Estados Unidos sabía que la ONG le llamaba para que se encargara de documentar el accidente en la plataforma petrolífera Deepwater Horizon en el golfo de México, ocurrido dos días antes. En el suceso habían muerto 11 trabajadores y el hundimiento provocó, a largo plazo, el mayor vertido de crudo de la historia. Después de 15 años de estrecha colaboración en diversas expediciones alrededor del mundo, Greenpeace confiaba tanto en los disparos del fotógrafo español que le costeó este trabajo, que le ha valido siete de los premios internacionales más prestigiosos de fotoperiodismo.

En cuanto Daniel Beltrá aterrizó por primera vez en el golfo de México se dio cuenta de que 'aquello iba a ser algo muy gordo'. Por eso, un viaje que en principio sólo tenía que ocuparle dos días se alargó durante un mes y, más tarde, se repetiría en un par de ocasiones: el pozo derramó un total de 4,9 millones de barriles de petróleo durante tres meses.

La censura le obligó a tomar las fotos desde mil metros de altura

El premiado resultado de su trabajo se puede ver ahora, por primera vez en España, en la exposición Marea negra, que muestra la serie de 50 fotografías que Beltrá hizo en el área de la catástrofe. La exposición se puede visitar hasta el 29 de enero en el Roca Barcelona Gallery, y del 14 de abril al 31 de julio en la sala homónima de Madrid. Además, la misma exhibición documenta los vertidos de crudo de las últimas tres décadas para contextualizar una catástrofe que todavía expande consecuencias más allá de su ecosistema: el impacto económico en el turismo de la costa del golfo podría superar los 23.000 millones de dólares durante los próximos tres años, en una región que emplea más de 400.000 trabajadores en el sector turístico.

Beltrá pasó los primeros días sobrevolando el golfo de México en un hidroavión que Greenpeace había alquilado. Se trataba de un trabajo arduo, porque cada vuelo duraba unas cuatro horas, y la mitad del trayecto lo empleaba en el viaje de ida y vuelta al núcleo de la tragedia. La censura de las autoridades impidió que los medios mostraran imágenes próximas al lugar de la catástrofe, y Beltrán tuvo que elevarse a mil metros de altura por orden de la Administración Federal de la Aviación de Estados Unidos (FAA). Sin embargo, el esfuerzo del fotógrafo convirtió la necesidad en virtud; él considera que las imágenes aéreas 'enfatizan los recursos finitos de la Tierra'.

Un día, le llamó una mecenas que ofrecía ayuda económica a varios grupos involucrados en proyectos de conservación para que atestiguaran lo que ocurría en el golfo. La mujer, que quiere permanecer en el anonimato, había quedado impactada con la catástrofe medioambiental que mostraban las imágenes de Beltrá, que ya habían empezado a circular. Por ello, habló con la compañía que alquilaba avionetas para que el fotoperiodista pudiera volar siempre que quisiera para terminar su proyecto. Aquel gesto desinteresado le financió dos terceras partes de los 14 vuelos que hizo para recoger el material que registró a través de la ventanilla del hidroavión Cessna.

Una mecenas anónima financió dos terceras partes de los 14 vuelos

'Cuando fotografío no pienso demasiado', explica Beltrá. 'Después de muchos años de experiencia, primero le doy al botón y reflexiono luego', dice después de haber logrado el Veolia Environment Wildlife Photography de este año al mejor fotoperiodista, y a la mejor imagen por la instantánea Still life on oil, en la cual aparece un grupo de pelícanos pardos cubiertos de crudo a la espera de ser limpiados.

Marea negra supone la primera exposición con trasfondo exclusivamente medioambiental que gestiona la entidad sin ánimo de lucro Photographic Social Vision. Su directora, Silvia Omedes, destaca la capacidad que tienen estas imágenes no sólo de emocionar sino también de interrogar al espectador. En la misma línea, Xavier Torras, de Roca, asegura que han apostado por albergar una muestra que interpele la conciencia del observador a través del desastre: 'Si una catástrofe se presenta de forma artística, nos fijamos en ella'.

La zona aún convive con el 75% del petróleo derramado

Más de un año después del accidente en el golfo de México, la zona aún convive con tres cuartas partes del petróleo derramado. La mayor parte del crudo se esconde ahora debajo de la superficie y es invisible al ojo humano. Beltrá dice que ser testigo de primera mano de desastres naturales no le deprime; al contrario, la belleza y la complejidad de la naturaleza le motivan a seguir disparando.

Delante del medio centenar de imágenes que resumen su trabajo en la zona, añade su propio pie de foto: 'Deseo que mis instantáneas insuflen un mayor respeto a la conservación del planeta. En ella se encuentra la realidad del estado de nuestro medio ambiente y el legado que dejamos a las generaciones venideras'.

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