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Gran sesión infantil

Liderados por Cuenca y Pedro, los jóvenes del B también golean al Bate

NOELIA ROMÁN

Suma el Camp Nou goleadas y goleadas este curso, jueguen Messi, Xavi y Cesc o lo hagan, como hoy, Rafinha, Sergi Roberto y Deulofeu, sus pausibles sucesores en un futuro más o menos cercano o en partidos como el de anoche, sin trascendencia para la estadística –el Barcelona comparecía con su billete para octavos de la Liga de Campeones sellado–, pero de enorme calado simbólico. Ante el Bate

Borisov, rival desahuciado y manso, los jóvenes del Barça lograron que nadie echara de menos a sus venerados mayores. Liderados por Cuenca, que este martes pareció un veterano por su desempeño, los muchachos del B redondearon la mejor liguilla de los azulgrana con Pep Guardiola al frente.

Más allá de ese dato y de los cuatro goles, los muchachos del filial –seis de inicio– confirmaron que la supervivencia del estilo acuñado por Guardiola está asegurada por años. Estos jóvenes llevan inoculado en sus piernas el tipo de juego con el que el Barça ha conquistado títulos y admiración mundial. Con menos pegada que sus mayores, pero con idéntico empeño, y un extra de ilusión, el grupo de canteranos que formó ante el Bate, escudado por Pinto, Thiago, Pedro y Cuenca, del primer equipo, plasmó, sin fisuras, la fidelidad a un modo de entender el fútbol.

Guardiola les había pedido que se esforzaran. Lo hicieron hasta el minuto final. Y que corrieran. Se dejaron las piernas. Y que exhibieran todo su talento, sin miedo al escenario o la reprimenda del míster. También eso hicieron, como si en lugar de en el Camp Nou, jugaran en el Mini, su hábitat. Montoya y Bartra no dudaron en arriesgar en defensa para sacar la pelota como mandan los cánones del Barça: jugando. Rafinha, que por vez primera coincidía con Thiago a las órdenes de Guardiola, se manejó en el área con el descaro que el técnico siempre elogia en el mayor de los Alcántara. Sergi Roberto recordó, salvando las distancias, a Cesc, por sus llegadas desde la segunda línea.

El medio culminó las dos acciones más claras del Barça en el primer acto. En la segunda, el joven puso el broche a una jugada iniciada por Cuenca y proseguida por Thiago y Pedro, su asistente. Sergi Roberto, sólo ante Hutor, le batió, con toda la frialdad del mundo. Muy tibio en ataque –Bressan desperdició las dos ocasiones más claras del Bate– y un pelo más aplicado en la zaga, el equipo de Goncharenko se ofreció como el mejor sparring para los jóvenes azulgrana.

Su despliegue, aun más atrevido en el segundo acto, arrancó incluso el canto del desangelado Camp Nou. La hinchada celebró el gol de Montoya, el segundo de la noche, que pescó al vuelo la asistencia de Cuenca. El extremo abrió el campo como siempre y sirvió el tercero y el cuarto –de penalti– a Pedro. Ejerciendo de nueve, el canario se rearmó de moral con un tanto de delantero con clase: con la derecha, se acomodó el cuero para batir, de tacón a Hutor. Así, el veterano Pedro culminó una gran noche de los jóvenes.

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