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La huelga del transporte público paraliza toda Italia durante 24 horas

Unas 40.000 personas se manifiestan en Roma contra los recortes

D. DEL PINO

A las huelgas que taxistas, transportistas y pescadores protagonizaron en Italia estos últimos días se sumó este viernes la de los trabajadores de los transportes públicos que, movilizados por varios sindicatos de base, paralizaron durante 24 horas las principales ciudades del país mandando un mensaje claro al primer ministro, Mario Monti: 'La crisis no la pagamos nosotros'.

A Monti le crecen las protestas por momentos y es posible que, al dirigir un Gobierno técnico, piense que puede centrarse en tratar de arreglar las cuentas del país sin preocuparse de una opinión pública que no tuvo la oportunidad de votarle. Pero el primer ministro no debería perder de vista lo que está sucediendo en la calle, porque la presión social empieza a ser explosiva.

La protesta se suma a los paros de otros sectores convocados en los últimos días

El parón de este viernes, convocado por la Organización de Sindicatos Autónomos (Orsa) y la Unión de Sindicatos de Base (USB), afectó sobre todo a los servicios de metro, autobús, tranvía y trenes de Roma, Nápoles, Milán y Turín.

En la capital, cerca de 40.000 personas marcharon hasta la plaza de San Giovanni en contra de los recortes adoptados por el Gobierno: aumento del IVA (Silvio Berlusconi lo subió del 20% al 21% y Monti lo incrementará hasta el 23% en junio), incremento de la cuota local del IRPF, reintroducción del copago sanitario en todo el país, y subida de la gasolina y del IBI sobre la primera vivienda.

'Las protestas están siendo incluso escasas. Nadie parece estar dándose cuenta de que este Gobierno no tiene oposición política. El problema es que se está creando un sistema más pobre para los que ya eran más pobres y más rico para los que son ricos', denunció Fabrizio Tommaselli, de la USB. Durante la marcha por Roma se lanzaron gases lacrimógenos y huevos contra las instalaciones de la Oficina para las Políticas Sociales.

'El sistema está haciendo más pobres a los pobres', dice un sindicalista

Los manifestantes corearon cánticos contra Monti, el gobernador del Banco Central Europeo, Mario Draghi, y la canciller alemana, Angela Merkel: 'Los verdaderos culpables de la crisis', rezaba una pancarta.

La situación, ya de por sí comprometida con la huelga de taxistas y transportistas de los últimos días, hizo que el tráfico de Roma (pese a que los servicios mínimos en el metro fueron respetados) fuera aún más caótico de lo habitual. La protesta fue secundada, además, por los empleados de tierra de Alitalia, algunos pilotos, los trabajadores de las tiendas duty free de los aeropuertos de Ciampino y Fiumicino, y los mozos de carga y descarga de equipajes.

Mientras tanto, el bloqueo de los camioneros terminó después de cinco intensos días de los que aún se podían comprobar las consecuencias en algunas partes del sur de Italia. La gasolina seguía siendo racionada en Sicilia y Nápoles, mientras que los supermercados continuaban con las estanterías vacías.

La huelga ha afectado sobre todo al mercado hortofrutícola, y algunas asociaciones calcularon las pérdidas en 200 millones de euros. Para los transportistas, sin embargo, el Gobierno anunció el miércoles la rebaja de los peajes y la devolución cada tres meses (antes era anual) del exceso que pagan por el combustible.

El mundo de la política ha criminalizado las protestas de los camioneros, llegando incluso a acusar a algunos grupos de tener detrás a la Camorra. Pero esta distancia del Gobierno y los partidos frente a la realidad social ha conseguido unir a los sindicatos y a los trabajadores.

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