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Gilles Lipovetsky: "La alta cultura no protegió al mundo del nazismo"

El filósofo francés presenta el ensayo de Vargas Llosa 'La civilización del espectáculo'

ANA MENDOZA (EFE)

El escritor peruano Mario Vargas Llosa hizo hoy una apasionada defensa de 'la alta cultura' porque es 'inseparable de la libertad', fuente de inconformismo y porque ayuda al ser humano a 'defenderse de los totalitarismos, del sectarismo y de los dogmas'.

'La defensa de la alta cultura está ligada a la preocupación por la democracia', afirmaba Vargas Llosa durante la presentación de su nuevo ensayo, La civilización del espectáculo, en el Instituto Cervantes, en la que mantuvo un interesante diálogo con el filósofo y sociólogo francés Gilles Lipovetsky, que defendía algunas posiciones contrapuestas a las del Premio Nobel de Literatura.

El acto fue presentado por el director del Cervantes, Víctor García de la Concha, para quien el ensayo de Vargas Llosa puede causar 'una auténtica conmoción en el lector' por las reflexiones que contiene, a partir del convencimiento del autor de que la cultura 'se ha adulterado' y está invadida por 'la banalidad y la frivolidad'.

Vargas Llosa reconoció que su libro (publicado por Alfaguara en España y en Hispanoamérica) expresa 'preocupación y una cierta angustia' al ver que lo que se entendía por cultura en los años 50, 60 o 70 'se ha ido transformando y convirtiéndose en algo esencialmente distinto'.

El libro 'no es pesimista pero sí quiere invitar a la reflexión sobre la hegemonía que ha adquirido la diversión', que puede convertirse en 'la columna vertebral de la cultura', un cambio que Lipovetsky, autor de ensayos como La era del vacío o La sociedad de la decepción, ve con simpatía. Este pensador francés sabe que hoy día ya no se espera que 'la cultura cambie el mundo' y en este sentido 'ha ganado la civilización del espectáculo' de la que habla Vargas Llosa.

'De la cultura esperamos diversión', y hay 'una vertiente negativa' en eso, pero 'la vida no solo es cultura'; es también 'política, la relación con los demás y con nuestro propio cuerpo'. Y desde esa óptica, la sociedad del espectáculo proporciona 'un grado mayor de autonomía', permite vivir de una manera 'menos trágica que antes' y nos ha liberado en cierto modo de problemas como el nacionalismo o la revolución, afirmó Lipovetsky.

En contra de lo que opina el filósofo francés, Vargas Llosa no cree que la civilización del espectáculo 'haya traído paz o sosiego' ni que haya contribuido a que 'disminuya la violencia'. 'Todo lo contrario, la violencia está muy presente en nuestra sociedad', y eso se puede atribuir al 'desplome de la alta cultura', subrayó el escritor peruano.

Si la cultura se vuelve solo espectáculo, 'prevalecerá el conformismo, la pasividad', y puede acarrear 'el desplome de las instituciones democráticas' porque favorece 'la desmovilización del individuo y la de los intelectuales', fenómeno este último que preocupa seriamente a este gran escritor, que sí procura participar en los grandes debates de la sociedad.

Lipovetsky no cree que la sociedad del espectáculo favorezca la violencia y recuerda que la alta cultura 'no protegió al mundo del nazismo', que se dio en Alemania, una de las naciones 'más cultivadas del mundo; la nación de Goethe y de Kant'.

El autor de La ciudad y los perros recordó que todas las sociedades autoritarias 'lo primero que hacen es establecer sistemas de censura hacia la cultura', y eso, a su juicio, es 'una demostración de la importancia de tener una cultura rica, altamente creativa y libre'.

'La alta cultura nos defiende contra los totalitarismos, el sectarismo y los dogmas'. La sensibilidad 'se embota' si desaparece ese tipo de cultura y por eso 'renacen' el nazismo y el antisemitismo y 'rebrota la xenofobia en las sociedades cultas'. Para Vargas Llosa, 'el desplome de la alta cultura ha significado el triunfo de una gran confusión' y la desaparición de 'ciertos valores estéticos que la vieja cultura había establecido'.

Eso por una parte 'es bueno' porque da 'una libertad infinita', pero 'dentro de esa libertad podemos caer víctimas del embauco', especialmente en las artes plásticas donde 'todo puede ser arte y nada lo es, todo puede ser bello o feo pero no hay manera de saberlo', señaló el novelista.

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