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La séptima maravilla de Nadal

El manacorí se impone a Djokovic en la final interrumpida de Roland Garros (4-6, 3-6, 6-2, 5-7) y supera al sueco Borg como el jugador con más títulos en París

Han costado dos días, con lluvía de por medio y suspense, pero Rafael Nadal ya es eterno en París, y lo será por mucho tiempo. Porque pasarán muchos años hasta que alguien pueda superar los siete Roland Garros que acaba de sumar el español.

El manacorí ha sobrepasado a la leyenda sueca Bjorn Borg -con seis títulos- tras derrotar en la final al serbio Novak Djokovic por 4-6, 3-6, 6-2 y 5-7 en la reanudación del choque que se tuvo que suspender ayer a causa de las inclemencias del tiempo.

No le sentó bien al español la suspensión, aunque la lluvia entorpecía su juego. Hacía las pelotas más pesadas, lastrando el bote de sus tiros. Finalmente hubo que volver a la cama y esperar a esta mañana.

Un total de 3 horas y 49 minutos repartidos en dos días ha necesitado el español para superar al número uno del mundo. Esta mañana completó el marcador a su favor, que se había detenido en el cuarto set con 1-2 a su favor. Sabedor de que volvía a tener una cita con la historia, salió enchufadísimo. Los últimos juegos elevaron el nivel al máximo.

Por un lado, Nadal rozando su séptimo Roland Garros, un hito inigualable. Del otro, Nole intentaba aferrarse a la final para que lograr cerrar los cuatro Grand Slam de manera consecutiva, tomando el relevo de Rod Laver en 1969.

Nadal fue, una vez más, una roca mental. Con una doble falta, el serbio dejó el marcador en el definitivo 7-5. A partir de entonces una sucesión de emociones. Nadal volvió a revolverse por su tierra favorita y se fue a buscar inmediatamente a los suyos. Un abrazo eterno, como su figura. Primero, con su amigo Pau Gasol. Después con su familia y equipo. Había consumad su séptima maravialla.

Djokovic tenía muy claro que el juego que ha desplegado en el torneo no le serviría para doblegar al manacorí. 'Con Nadal no me puedo permitir tantos altibajos', afirmaba el pasado viernes.

El serbio acababa de arrasar a Federer en semifinales (6-4, 7-5 y 6-3) pero su torneo ha sido irregular. En octavos cedió dos sets ante el semidesconocido Seppi y ante Tsonga resucitó después de que el francés tuviera cuatro bolas de partido.

Y el partido de Djokovic fue el mismo que el resto de su torneo. Muy fallón, muy irregular... lejos del Roland Garros inmaculado de Nadal, y por lo tanto lejos de poder batir al manacorí. Sólo en el tercer set le dominó y le puso en aprietos en el cuarto.

El guión del partido fue similar durante algo más de dos sets. En las tres primeras mangas, Nadal logró una clara ventaja al comienzo que fue contrarrestada por un Djokovic que resurgía una y otra vez, como lo ha hecho durante todo el torneo, para después venirse abajo otra vez hasta ceder el set.

Djokovic andaba desquiciado, fallaba lo que nunca hacía, no le entraba el primer servicio

El comienzo del español fue fulgurante. Un break, 3-0 en el marcador y posibilidad de 4-0. Pero el serbio es un jugador que tan fácil está fuera del partido como se vuelve a meter. Y así sucedió, Nole logró empatar 3-3 pero en el siguiente juego volvió a perder su saque, lo que a la postre sería definitivo para la resolución del primer set.

Un primer set de locos. Tres breaks para Nadal y dos para Djokovic con un 6-4 final para el manacorí.

La segunda manga fue calcada a la primera. Primer break para Nadal y 2-0, pero varios fallos del español volvieron a meter a Djokovic en el partido hasta el 3-2. Sin embargo, Nole se volvió a desmoronar fallando bolas fáciles, y la derecha de Nadal hizo el resto para llevarse el segundo set.

Djokovic andaba desquiciado, fallaba lo que nunca hacía, no le entraba el primer servicio y lo pagaba tirando la raqueta contra su silla y rompiéndola, lo que le costaba una advertencia del árbitro.

Pero en el tercer set, el serbio resurgió de sus cenizas. Nole sacó la bestia que llevaba dentro y fue el Djokovic de siempre, el que ha llegado al número uno y el que desquició a Nadal en Australia.

Le endosó ocho juegos seguidos para pasar de un 2-0 para Nadal a un 2-6 con el que Nole ganó el tecer set y 2-0 en el cuarto. Antes de la suspensión del partido por la lluvia, Nadal logró contener la hemorragia ganando su servicio, y la tarde se cerró con el 2-1 para Djokovic en el cuarto set.

En la reanudación del partido hoy, el manacorí volvió a ser el que se llevó los dos primeros sets ayer para ganar la manga definitiva y haceer historia en Roland Garros.

Es la tercera final de cuatro que han jugado que Nadal ha ganado a Djokovic este año. En Australia, el manacorí cayó tras un maratoniano partido de casi seis horas. Pero el español le ha ganado a Nole las últimas que han jugado entre ellos: Montecarlo y Roma, ambas en tierra batida.

Nadal ha ganado la final que le ha hecho eterno como ha hecho en el resto del torneo: arrasando en París y cediendo un solo set.

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