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El régimen sirio temía un atentado terrorista alentado por Arabia Saudí

En los mails del Gobierno de Siria descubiertos por Wikileaks, que Público ofrece en exclusiva mundial en español, queda claro que Damasco esperaba un ataque islamista

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

Varios documentos con los que trabaja el Gobierno sirio relacionados con la cuestión del terrorismo internacional están vinculados a Arabia Saudí y son estudios que se han confeccionado en Occidente en la última década, es decir desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 en los Estados Unidos, según revelan los mails internos del régimen de Bashar al Asad descubiertos por Wikileaks y que Público ofrece en exclusiva mundial en lengua española.

Curiosamente, en el último año Arabia Saudí se ha implicado en profundidad en el conflicto sirio, apoyando a  los rebeldes, que en una parte significativa son islamistas. En la guerra civil siria se han distinguido dos campos de índole religiosa. De una parte están los alauíes y cristianos, que respaldan al régimen mayoritariamente, justamente con los suníes más moderados religiosamente, mientras que de otra parte están los suníes más religiosos y hasta radicales, que se identifican con la oposición y que cuentan con el respaldo directo de los saudíes, tanto financiero como de material militar, así como con el respaldo de Occidente.

Los despachos revelados por Wikileaks, denominados Syria Files, demuestran una honda preocupación del régimen sirio sobre un posible vínculo entre el terrorismo islamista y Arabia Saudí. En uno de los estudios que se han realizado en Occidente se recuerda que 15 de los 19 terroristas que secuestraron los aviones del 11-S tenían nacionalidad saudí. Sin embargo, en ese mismo despacho se destaca que la colaboración de los saudíes con Estados Unidos en materia de terrorismo se ha incrementado en los últimos años y ha llegado a ser muy estrecha.

Antes del 11-S había en las cárceles saudíes 192 detenidos vinculados con el terrorismo. Tras los atentados del 11-S tuvieron lugar grandes redadas que elevaron la cifra de detenidos a 11.000. En 2011 los presos saudíes vinculados al terrorismo rondaban los 6.000. Algo más de la cuarta parte han sido condenados por los tribunales, mientras que sobre el resto no ha recaído ninguna sentencia.

Sin embargo, la fuerte represión del terrorismo islamista en Arabia Saudí no impide que el país sea el centro mundial del islam. Millones de musulmanes peregrinan anualmente a la Meca convirtiendo a Arabia Saudí en un país bullicioso donde se recaudan grandes cantidades de dinero con destino a asociaciones que operan en todo el mundo y que en algunos casos pueden estar vinculadas con el terrorismo. El tráfico de dinero resulta muy difícil de controlar, especialmente porque en muchos casos se trata de dinero que circula de mano en mano y en cantidades relativamente pequeñas, y que no siempre se sabe dónde acaban, a pesar de que las autoridades saudíes han endurecido las leyes que controlan el movimiento de dinero al extranjero.

La financiación del terrorismo internacional 'es increíblemente difícil de controlar' porque las organizaciones terroristas de nuestros días necesitan muy poco dinero para llevar a cabo sus ataques, indica el estudio de Carnegie. Figuras prominentes de la religión han condenado el terrorismo y hasta se ha dictado una fatwa que equipara las donaciones a organizaciones terroristas con la práctica del terrorismo propiamente dicho. El Gobierno saudí, que tiene en nómina a los hombres religiosos más notables del país, les presiona continuamente para que condenen una y otra vez el terrorismo en todas sus formas.

El estudio señala que existen dos tipos de organizaciones que reciben ayuda más o menos anónima de quienes financian el terrorismo, y que son las organizaciones comparables a Al Qaeda y los grupos similares a los talibanes, que son distintos. Las autoridades saudíes concentran sus esfuerzos en la represión de las organizaciones parecidas a Al Qaeda, puesto que las consideran una amenaza más candente para el régimen saudí.

La preocupación del régimen sirio por el terrorismo amparado por elementos saudíes se ha convertido en los últimos años en una tónica general,  puesto que los islamistas sirios combaten sin descanso con el apoyo financiero saudí. Lógicamente, en este caso se trata de un apoyo oficial del Gobierno saudí que se canaliza a través de Líbano y de Turquía. El dinero que llega hasta Siria por estos canales es, en parte, para grupos terroristas vinculados con el islamismo suní más radical y con Al Qaeda.

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