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¿Tiene Telemadrid remedio después del ERE?

Luis María González
Exconsejero de Telemadrid

El Ente Público Radio Televisión Madrid lleva tiempo vulnerando su espíritu fundacional (gestión, programación, pluralismo, servicio público) y abrazando el esperpento. Ahora, recurriendo a la negociación como simulacro, ha decidido poner en la calle a 861 trabajadores (de 1.160) para refundar una nueva RTVM de aparente titularidad pública, pero sujeta a dos máximas, cada cual más rechazable: profundizar en la información como propaganda, y avanzar hacia la televisión-negocio, siempre que esto sea posible.

Una televisión levantada sobre las cenizas de la anterior, es decir, a partir del despido masivo de la anterior plantilla -lo que conlleva situaciones dramáticas para muchas familias y personas cuya vida laboral nace y muere en esta empresa-, y con un grupo de directivos y redactores, conscientes de que su oficio no es hacer y contar información, sino manipularla y convertirla en propaganda, para, si se precia, ponerla en el mercado, ¿puede merecer un solo esfuerzo de quienes creemos en la televisión pública, en el pluralismo informativo y en este oficio del ejercicio honesto de la información? El propio Consejo de Administración no puede ser el mismo porque tampoco es la misma la empresa para la que se eligió, tras la aprobación del ERE. Así lo ha entendido IU.

Los sindicatos hicieron cuanto estuvo en su mano por garantizar la viabilidad futura de Telemadrid. Ofrecieron solidaridad interna, reducción salarial y de jornada para todos, reducción de plantilla y del cuadro directivo, austeridad presupuestaria, recolocaciones y prejubilaciones, plan de viabilidad económica y financiera. Pero todo fue inútil, porque el sector del PP que siempre estuvo detrás de la 'operación desahucio de RTVM', ya había decidido disparar antes de apuntar. Telemadrid debe ser privatizada (o cerrada), si no externalizada, y en cualquier caso, reconstruida desde sus cenizas. Las dos últimas hipótesis ya son realidad. Cuando conozcamos a las personas elegidas para poner en marcha la operación -sobre todo, la nómina de periodistas- confirmarán o desmentirán nuestras sospechas.De momento, el Consejo de Administración ratificó ayer con los votos del PP y el rechazo de los consejeros de IU y PSOE, presupuesto, plantilla y programación para 2013. Un paquete de improvisaciones y despropósitos que no llegarán muy lejos. Vulgar y devaluada programación, presupuesto del que casi el 40% se dedicará a pagar indemnizaciones, y plantilla de circunstancias y, mientras dure, de probada lealtad al gobierno de la CM. Con nosotros que no cuenten.

IU quiso ayer hacer lo que dice. Uno de sus consejeros -el que suscribe- presentó la dimisión. El Consejo tras el ERE no puede ser el mismo. A la vez, mientras RTVM mantenga su titularidad pública, las fuerzas democráticas deben estar presentes en el Consejo y fiscalizar su gestión. Van a hacer efectivo el despido de 861 trabajadores y trabajadoras, y aún estamos esperando un  gramo de responsabilidad de la Dirección de RTVM en este disparate.

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