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"El futuro de las políticas sociales está en manos de las mujeres"

La presidenta de la Women's International League for Peace and Freedom, Adilia Caravaca, advierte de que 'sin la voz de las mujeres en las negociaciones importantes, la sociedad se pierde aportes decisivios'

ANNA FLOTATS

En 1915 el Primer Congreso Internacional de Mujeres reunió a más de un millar de activistas provenientes de 12 países que luchaban por conseguir el voto femenino. Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, estas mujeres empezaron a organizarse para incidir en cuestiones internacionales que afectaban directamente a sus vidas. Principalmente, la guerra. De ahí nació la Women's International League for Peace and Freedom (WILPF), la organización pacifista feminista más veterana del mundo, que inspiró la creación de la Sociedad de Naciones y la filosofía de la ONU, donde fue la primera en obtener estatus consultivo. Su primera presidenta fue Jane Addams, Premio Nobel de la Paz en 1931. Ahora, su portavoz es Adilia Caravaca, abogada costarricense con más de 30 años de experiencia en organizaciones sociales en América Latina que ha centrado su trabajo en el desarrollo social, el género, la militarización, los derechos humanos, la resolución de conflictos y la seguridad alimentaria.   

Caravaca responde a las preguntas de Público durante su estancia en Madrid, donde se ha reunido con activistas de las secciones de la WILPF en 25 países.

¿En qué trabaja actualmente la WILPF?

El objetivo fundamental de la WILPF es que las mujeres puedan participar en las mesas de negociación de paz, haciendo posible así la participación igualitaria en los problemas de discriminación y exclusión de las mujeres. Tenemos tres grandes ejes de trabajo: el primero se titula Mujer y Paz y se desarrolla a partir de la resolución 1325 del Consejo de Seguridad del año 2000, cuando por primera vez los estados se comprometen a atender la seguridad de las mujeres en situaciones de conflicto, es decir, protegerlas y prevenirlas de las violaciones y que ninguno de estos crímenes queden impunes. Por otra parte, los estados se comprometen a darles participación, es decir, a propiciar ese papel activo de las mujeres en las mesas de negociación sobre conflictos. Nuestra segunda área de trabajo es el desarme. Trabajamos para propiciar el diálogo y para que en vez de que los países inviertan en armas, dediquen más dinero al desarrollo social. Luchamos por la desregulación del comercio de armas, por la abolición del comercio con armas nucleares y por todo lo que tenga que ver con la industria de guerra y su implicación en la vida de las personas. Por último, como no podría ser de otro modo, el tercer frente de la WILPF son los derechos humanos en toda su amplitud. La clave para los tres frentes es la misma: trabajar a nivel local pero también en los foros internacionales de Naciones Unidas.

¿En qué países están en peligro actualmente los derechos de las mujeres?

La República Democrática del Congo, Colombia, Filipinas y Palestina son nuestras principales preocupaciones. Tenemos representantes en estos países y también en el norte de África, en Siria, Egipto y Túnez. Es el momento de que las mujeres tengan voz en los procesos de negociación y en las reformas constitucionales.

¿Qué experiencias exitosas ha logrado la WILPF?

Recientemente se ha celebrado una consulta con mujeres en Marruecos. Las activistas han incluido en la consulta temas seguridad para que los gobernantes las incluyan en sus agendas políticas. Por fin se están viendo este tipo de frutos, las mujeres se apropian de instrumentos legales para exigir y demandar cosas concretas a sus gobiernos y a sus estados.

[La delegación de la WILPF en el Congo ha promovido empresas sociales -como panaderías o pequeñas granjas- en suburbios de Kinshasa para que las mujeres puedan generar recursos al mismo tiempo que reciben formación. La sección de la organización en Palestina consiguió un progreso significante para el movimiento de mujeres palestinas en los territorios ocupados]

Las últimas violaciones masivas en la India han propiciado la creación de los primeros juzgados de violencia machista. ¿Demasiado tarde?

Quizás sí. Es una desgracia que tengan que pasar cosas de este tipo para que los políticos reaccionen, pero aunque es tarde, se está empezando a trabajar, que es lo importante

¿Qué se pierde el mundo sin las voces de las mujeres?

No es que creamos que por ser mujeres somos más pacíficas, sino que la experiencia de cuidar la vida, de cuidar la naturaleza nos hace más propensas a trabajar activamente. Si se nos excluye de las negociaciones por la paz, la sociedad se está perdiendo aportes decisivos. En nuestras manos está garantizar que las políticas sociales se tomen en cuenta y se mantengan, que se sigan financiando los programas de salud, de educación, que haya programas de vivienda y que los diseños de las ciudades tengan en cuenta la seguridad de las mujeres.

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