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Darío Rivas: "Ustedes están viviendo lo que impuso Franco"

ALEJANDRO TORRÚS

A sus 93 años acaba de terminar un viaje de más de 13 horas de duración. Pero nadie lo diría. Darío Rivas parece inmortal. Como si en algún momento, lejano en el tiempo, hubiera firmado un pacto con el diablo para no envejecer ni un día más. Hace ya tres años, el 14 de abril de 2010, Darío Rivas se presentó en los juzgados de Buenos Aires para presentar una querella contra los crímenes del franquismo. Su padre, Severino Rivas, alcalde del ayuntamiento Castro de Rei (Lugo), fue fusilado 'por traición a la patria' el 29 de octubre de 1936. Llevaba tres meses como alcalde. Ahora, Rivas ha vuelto a cruzar el Atlántico para insuflar moral al resto de querellantes contra los crímenes del franquismo en el I encuentro estatal de apoyo a la querella argentina celebrado este sábado en Madrid.

'Fíjate si Franco lo dejó todo bien atado que España aún no ha juzgado a ningún criminal de la dictadura, ni se han buscado a los desaparecidos que hay en las cunetas y se ha hecho un esfuerzo real para que tanto niño robado conozca su verdadera identidad', denuncia Rivas en la entrevista concedida a Público.

Darío Rivas se marchó a Argentina con 9 años. Era el año 1929. Su madre había muerto cuatro años antes y su padre decidió enviarlo a Buenos Aires, donde ya estaban varios de sus hermanos nueva hermanos para poder estudiar. Entonces su padre era un labrador que, además, hacia durmientes para el ferrocarril. Después llegó la República y su padre fue elegido alcalde en las elecciones de febrero del 36. 'Ojalá nunca hubiera entrado en política. Llevaba apenas unos meses en el cargo. Se lo pidió el gobernador de Lugo y el aceptó aunque jamás fue político por vocación. Él quería ayudar a la gente', señala. Ese mismo verano fue detenido y en octubre, fusilado.

'Lo hago todo por mi padre. Creo que si mi 'viejo' viera todo esto diría que no tiene un mal hijo'

Meses después, cuando Rivas tenía 16 o 17 años recibió por carta la peor noticia posible. Los falangistas habían matado a su padre. En aquel momento Darío comenzó una lucha que continuará hasta que se muera.'Los responsables de la masacre, la represión y la dictadura deben ser condenados. Sé que hay muchos muertos, pero también hay muchos vivos como el suegro de Gallardón [José Utrera Molina] que firmaba sentencia de muerte a garrote vil', dice Darío Rivas, que asume que España jamás entregará a los responsables a Argentina. 'Aquí se niega la justicia, pero si Argentina condena esta gente no podrá salir de España porque será detenida por la policía internacional', asevera.

La primera gran recompensa de su infatigable lucha llegó en el año 2004. Y lo hizo por casualidad. 'Casi fue un milagro', asegura. Darío había venido a España para acudir a la inauguración de una calle con el nombre de su padre en su localidad natal, Castro de Rei. Un día antes, decidió acudir a la ciudad vecina de Porto Marín, donde, en teoría, estaban los restos de su padre en un cementerio anegado por un embalse. Allí, la dueña de una tienda de ultramarinos le contó que a escasos kilómetros había dos hombres enterrados en una cuneta. 'Uno de ellos es muy importante. Me acuerdo de oírlo cuando era niña', le dijo.

Darío buscó los cadáveres. Uno de ellos llevaba un gabán. 'El mismo que mi hermana le había enviado desde Argentina', relata. Un año después, en el verano de 2005, Severino Rivas se convirtió en el primer fusilado exhumado en Galicia y Darío lo enterró junto a su madre en el panteón familiar de Loentia (Lugo). 'Severino Rivas Barja que fue alcalde de Castro de Rei, nacido el 13 de septiembre de 1875. Lo asesinaron en Portomarín los falangistas el día 29 de octubre de 1936. Volvió a casa para descansar en paz el día 19 de agosto de 2005. Papá, descansa en paz, te lo pide tu hijo mimado', reza la lapida.

'¿Qué respeto le puedo tener a este rey si el pueblo no lo eligió?', se pregunta

Pero su lucha no terminó entonces. Ni terminará hasta que el franquismo sea juzgado y sean condenados los responsables que quedan vivos. 'No es por mí. Lo hago por mi padre', asevera. A Darío, dice, no le interesa ni la política ni el dinero. Su lucha obedece a una orden de su padre y el deseo de limpiar su memoria. 'Creo que si mi 'viejo' viera todo esto diría que no tiene un mal hijo', reconoce emocionado.

Antes de despedirse, Darío quiere puntualizar un término: 'Hablo de democracia para distinguir el final del franquismo de lo que tenemos ahora', asegura. En su opinión, España no es un país democrático. Tras ser interrogado sobre los motivos que le llevan a sostener la afirmación, Rivas esboza una leve sonrisa. 'Acá, como ya dijeron, Franco lo dejó todo atado y bien atado', adelanta. Después, apunta al rey y a la élite económica.

'Franco dejó una monarquía y una elite económica. ¡Dejó su sistema! ¿Cómo se puede concebir en la época que vivimos que tengan un rey elegido por un dictador y al que no eligió ningún español más? ¿Qué respeto le puedo tener a este rey si el pueblo no lo eligió?', se pregunta Darío justo antes de lanzar la sentencia final: 'Ustedes están viviendo lo que impuso Franco'.

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