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El abad de Montserrat pide perdón por el papel de la Iglesia en el Franquismo

Josep Maria Soler asegura que la institución religiosa no sólo no quiere acusar a quienes mataron a religiosos durante la Guerra Civil sino que ya les ha perdonado

EFE

El abad de Montserrat, Josep Maria Soler, ha pedido hoy perdón por el papel de la Iglesia durante el Franquismo y ha señalado que la institución religiosa no sólo no quiere acusar a quienes mataron a religiosos durante la Guerra Civil sino que ya les ha perdonado.

Soler, que ha subrayado que la Iglesia ha perdonado sin que a ella 'nadie le pida perdón', ha pronunciado estas palabras durante la misa de acción de gracias por la beatificación de los Mártires de Montserrat, 21 en total, que tenían entre 18 y 82 años y que fallecieron en distintas circunstancias antes y durante la Guerra Civil.

Dos de ellos, según ha recordado hoy Soler, no fueron víctimas de la persecución religiosa aunque sí murieron durante la guerra.

A juicio del abad, 'hay que continuar reflexionando sobre ese periodo de nuestra historia para analizar todos los hechos, pero quizás sí que hace falta un pronunciamiento más explícito'.

Con todo, el abad ha recordado que el papa Juan Pablo II ya pidió perdón el año 2000 por las culpas de los hijos de la Iglesia Católica, especialmente en el segundo milenio. También la Iglesia en Catalunya 'es consciente que por parte de algunos de sus miembros hubo faltas y errores y, por boca de sus obispos, se pidió humildemente perdón el año 2011'.

 'No hemos ofrecido un testimonio suficientemente transparente del Evangelio ni hemos sido suficientemente generosos en servir a todo el mundo'

Soler también evoca en su homilía que estos días pasados también lo ha hecho el arzobispo de Tarragona y que Montserrat, 'a pesar de su compromiso con los derechos humanos y patrios antes y después de la guerra, incluso con sacrificio para algunos de sus monjes, pidió el año 2000 también perdón'.

'Pero hoy, ante el testimonio de sus mártires beatificados, lo vuelve a hacer a través de mí, por las veces que, a causa de las limitaciones humanas, no hemos ofrecido un testimonio suficientemente transparente del Evangelio ni hemos sido suficientemente generosos en servir a todo el mundo', ha reflexionado el abad de Montserrat.

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