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Rajoy, Año 2: más paro, más pobreza y más desigualdad que con Zapatero

El miércoles se cumplen dos años de la victoria del PP, en una situación de crisis mucho peor que la de 2011 por el empeño del presidente en cumplir las exigencias de Bruselas a costa del Estado del bienestar. Pero el Gobier

ANA PARDO DE VERA

El miércoles 20 de noviembre se cumplen dos años de la victoria electoral de Mariano Rajoy, que alcanzó una mayoría absoluta inédita (186 escaños) frente a la también inédita caída del voto del PSOE (110 escaños), con Alfredo Pérez Rubalcaba como candidato a la Presidencia del Gobierno. Desde que llegó a La Moncloa, el presidente hizo lo que, según el, le ordenó 'el sentido común' tras comprobar la 'herencia' que le dejaba José Luis Rodríguez Zapatero: tirar a la basura el programa electoral con el que el PP concurrió a las elecciones generales de 2011.

El (mal) Gobierno del PSOE (2004-2011) ha sido el argumento estrella del PP estos dos años para justificar sus recortes al Estado del Bienestar, mientras que los objetivos de déficit marcados a España por Bruselas hasta 2016 han constituido el único fin de las políticas de Rajoy. Por el medio, sin embargo y contra una navegación que se presuponía exclusivamente por aguas económicas, se le han cruzado al presidente la corrupción interna y la crisis territorial con Catalunya. Todo ello, además, en combinación con un equipo ministerial que no cumple las expectativas y del que le piden el relevo, incluso, dentro de las propias filas, así como un sector del PP liderado por José María Aznar que le reclama públicamente la radicalización de las políticas antiterroristas y nacionalistas españolas.

Rajoy, sin embargo, ha fiado la segunda parte de la legislatura a las mejoras de los datos macroeconómicos, en primer lugar, y a su actitud favorita, siempre: 'El que resiste gana'. Con estos mimbres y unas encuestas a la baja en todo el país, el presidente del Gobierno se enfrenta a las tres citas electorales de 2014 (europeas) y 2015 (autonómicas-municipales y generales) con la intención de repetir como candidato a la Presidencia del Gobierno. Y repetir la victoria de 2011.

El Gobierno de Rajoy insiste en su mensaje de que la economía española mejora y lo seguirá haciendo en los próximos meses. 2014, según el ministro Cristóbal Montoro, será el año del crecimiento económico y la creación de empleo. Los datos que maneja el Ejecutivo son, fundamentalmente, los de las exportaciones españolas, que han aumentado especialmente a África, Asia y América Latina; la creación de empresas, que ha aumentado un 8% en lo que va de año --siempre según cifras extraídas de un argumentario del Gobierno--; la producción industrial, que creció un 3,5% respecto a 2012; la bajada de precios, especialmente en alimentación básica, ropa, medicinas, servicios telefónicos y energía doméstica; la solvencia, ya que los impagos en el comercio han caído un 34%; el empleo, pues 'por primera vez desde el inicio de la crisis, los trabajadores en paro son menos que el año anterior y crecen las afiliaciones a la Seguridad Social', o el turismo, que este verano batió su récord histórico con 22,7 millones de turistas (48,8 millones en lo que va de 2013).

El argumentario del PP no contrarresta ni los datos más básicos del deterioro de las condiciones de vida de los españoles

Los datos que maneja el PP, sin embargo, no son suficientes para contrarrestar siquiera los números más básicos referentes a las condiciones de vida de los españoles: en noviembre de 2013, hay más paro que en noviembre de 2011, según el Ministerio de Empleo (4,4 millones de desempleados en octubre de 2011 frente a los 4,8 millones en octubre de 2013). Los datos de la EPA confirman, asimismo, que en el tercer trimestre de 2011 había un 21,52% de paro mientras que en el mismo intervalo de este año, tenemos un 25,98%. Por su parte, Cáritas lanzó la alarma en octubre sobre el aumento de la pobreza grave en España, que se ha duplicado desde 2007 con 3 millones de personas en ese estado, mientras que los salarios de los españoles siguen cayendo animados por la reforma laboral del Gobierno y el crédito no llega a los hogares y pymes, impidiendo el consumo interno.

Según la oficina de estadística europea, Eurostat, los gastos laborales han caído desde 2010, que descendieron un 1,8%. En 2011 retrocedieron un 1% y el año pasado se hundieron un 2,9%. Para 2013, se prevé otra caída del 1,9%, lo que echa por tierra de forma estrepitosa la ya famosa afirmación de Cristóbal Montoro sobre la 'subida moderada de los salarios'.

El auge de las reivindicaciones independentistas en Catalunya tiene al Gobierno y al PP muy preocupados. Después de repetir por activa y por pasiva a un Zapatero presidente que España se rompía por sus concesiones a los nacionalistas, resulta que a quien se le desmembra el país es a Rajoy por Catalunya. El Ejecutivo ofrece diálogo y, como mucho, una reforma de la financiación autonómica que, en cualquier caso, toca iniciar en 2014. CiU y sus socios de ERC en la Generalitat, por su parte, piden una consulta soberanista.

De cara a la galería, parece no haber puntos de encuentro; en privado, sin embargo, no son pocas las voces en el PP que admiten a regañadientes una negociación en privado del Gobierno y con la ayuda del PSOE para frenar la consulta. De momento, aparte de un tono más comedido por parte del Ejecutivo y la Generalitat, la situación sigue enquistada.

El PP ha tenido en el caso Bárcenas su principal calvario estos dos años, pues si la crisis entraba en sus planes de gobierno, la corrupción en el partido al máximo nivel, no. Cuantiosos salarios en B pagados a las sucesivas cúpulas del partido --incluido Rajoy, amigo personal de Luis Bárcenas--, donaciones ilegales de empresas, cuentas millonarias en paraísos fiscales, trabajos mano a mano con la trama Gürtel,... las acusaciones del extesorero del PP parecen no tener fin ni límites, pues se extienden por la formación en toda España. Mientras, Gobierno y PP lo niegan todo y se remiten al proceso judicial, esperanzados en un convencimiento que cada vez cobra más fuerza en el seno del partido: en diciembre, se dará carpetazo judicial al caso Bárcenas y no habrá más responsable del asunto que el extesorero.

Empieza a ser un clamor el convencimiento interno de que el Gobierno y el partido necesitan cambios. Los conservadores lo admiten y sus quejas hace tiempo que trascienden los muros de La Moncloa y la calle Génova, pero Rajoy ni se inmuta y, lejos de hacer una crisis de Gobierno y remodelar la cúpula del partido --asfixiada por la trama Gürtel-Bárcenas--, mantiene y respalda públicamente a ministros tan carbonizados como el de Educación, José Ignacio Wert, o la desaparecida de Sanidad, Ana Mato. Ni siquiera, y por mucho que se lo implore el partido del sur, está por la labor de nombrar a un líder en Andalucía, en lugar de Juan Ignacio Zoido, que intente contrarrestar el ascenso meteórico en las encuestas de la presidenta socialista de la Junta, Susana Díaz.

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