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EEUU pidió a Zapatero "sufrimiento" para contentar a los mercados

El expresidente reconoce que, en el pleno del 12 de mayo de 2010, fue Duran i Lleida el que en pocos minutos cambió de opinión y decidió permitirle aprobar sus recortes, evitando así un adelanto electoral

IÑIGO ADURIZ

'Lágrimas y sufrimiento'. La única manera de lograr la confianza de los mercados era así, 'con lágrimas y sufrimiento', según le dijo el todavía vicepresidente de los Estados Unidos, Joe Biden, al expresidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero el 8 de mayo de 2010, justo cuatro días antes de que el exlíder socialista presentara ante el pleno del Congreso el paquete de recortes que supuso el comienzo del fin de su Ejecutivo.

Fue durante la visita que realizó a España el mandatario estadounidense con el objetivo de mostrar el agradecimiento al país por su compromiso con Afganistán, cuando Biden y Zapatero aprovecharon para mantener una reunión en La Moncloa que se centró en economía. Así lo explica el expresidente del Gobierno en el libro El Dilema. 600 días de vértigo (Planeta, 2013), que acaba de publicar y que el próximo jueves presentará en Madrid el exprimer ministro británico Tony Blair.

Zapatero relata en el mismo que Biden es un político 'directo, y puede llegar a aser descarnado en sus análisis y opiniones'. 'Y aquel día lo fue', asegura el exjefe del Ejecutivo español. 'Al darme su opinión sobre los mercados, me dijo, con una crudeza que hasta ese momento no había escuchado, que la única manera de lograr ganar su confianza era tomando decisiones que te hicieran sufrir de verdad y a fondo', rememora en su texto. 

El vicepresidente de Obama insistió diciéndole al español que un dirigente 'sólo es creíble' en determinadas circunstancias, cargando las decisiones políticas a las espaldas del pueblo. 'Sólo eres creíble si sometes a los ciudadanos a pruebas difíciles, si los sindicatos rechazan abiertamente tu política, en definitiva, si hay lágrimas y sufrimiento', apunta Zapatero en su libro.

Cuatro días después, el entonces presidente del Gobierno llevaba al Congreso su paquete de recortes que contempló la rebaja salarial del 5% a los funcionarios, la congelación de las pensiones o la derogación del conocido cheque bebé para los nuevos padres. Fue el principio del final del zapaterismo y él, Zapatero, era consciente de ello. Lo cuenta en esas mismas líneas. Aquella mañana del 12 de mayo de 2010 'era tan consciente' de lo que iba a suponer su intervención ante el pleno, que se acordó de la noche electoral en la que fue elegido presidente. 

'Se cruzaron en mi cabeza las imágenes de la calle ferraz de la noche del 14 de marzo de 2004. Aquel grito unánime y joven. Aquel sentimiento de identificación con una tarea nueva. Aquel '¡No nos falles!' que marcó mi arranque como líder del PSOE en el Gobierno de España. ¿Les iba a fallar aquella mañana? No tenía una respuesta clara a este interrogante. Es probable que muchos de los que más de seis años atrás me habían dirigido esa admonición para expresar su apoyo fueran a responder ahora afirmativamente. Les habría fallado', asegura en su libro.

También cuenta que, confiado en la abstención de CiU para poder sacar adelante el decreto con las mencionadas medidas de recorte, Zapatero recibió una llamada cuando ya había comenzado el pleno y quedaba una hora para la votación. Era el portavoz de los convergentes, Josep Antoni Duran i Lleida. 'Con un tono serio y deprimido, me dijo que lo sentía, pero que la coalición había decidido esa mañana votar en contra', reconoce.

Afirma que por unos segundos y mirando a los diputados pensó que 'ya no podía remar más'. 'Que las consecuencias iban a ser gravísimas', asegura. Por eso reaccionó y dijo al nacionalista catalán que le 'había dado su palabra'. Finalmente CiU se abstuvo y se aprobaron los recortes. 'Mi decisión, en caso de perder la votación, hubiese sido la de disolver las Cortes y convocar elecciones', concluye.

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