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"A Seedorf le gustaba mandar"

José Emilio Amavisca recuerda el paso del holandés por el Real Madrid, hace 18 años. "Lo tenía todo: era una máquina, muy fuerte y potente", dice del ahora entrenador del Milan, que se enfrenta esta noche al Atlético en los octavos de Champions

Seedorf habla con Robinho y Rami, en uno de los últimos partidos del Milan. REUTERS/Alessandro Garofalo

EDUARDO ORTEGA

Aquel joven negro con rastas que podía ser un completo desconocido para algunos, venía con una Copa de Europa bajo el brazo, lograda en el último gran Ajax que el continente ha visto. No era un extraño, sin embargo, para el vestuario del Real Madrid. "Era muy difícil que no lo conociéramos, y más aún al haber sido campeón tan joven con el Ajax", afirma José Emilio Amavisca, quien ya llevaba dos temporadas en el Madrid cuando Clarence Seedorf (Paramaribo, Surinam, 1976) arribó procedente de la Sampdoria. Pese a su impresionante palmarés, como las cuatro Champions con tres equipos distintos que le convirtieron en el primer jugador en lograr tal hito, y a que se convirtió imprescindible en cada equipo en el que estuvo, el holandés nunca fue considerado una estrella.

Su espléndido físico le permitió jugar hasta el pasado mes de enero, con 37 años, en el Botafogo brasileño, donde puso fin a su espectacular carrera. "Dejo de jugar después de 22 años, ya no tenía el hambre de antes", reconoció. El mismo día que anunciaba su retiro daba el motivo: acababa de fichar como entrenador del Milan, el club donde jugó durante una década, la última época dorada de los rossoneros. "Me llamaron en mitad del entrenamiento. Tengo una relación muy cercana con el presidente, así que cuando me lo ofrecieron no pude decir que no", se explicó.

Pocas veces se ha visto en el fútbol que uno se despierte jugador y se acueste entrenador el mismo día. Pasaba de un lado al otro del vestuario en un abrir y cerrar de ojos, a ser el jefe de todo un Milan. Como también lo fue en el Santiago Bernabéu. "A pesar de que llegó muy joven, por su personalidad, se convirtió muy pronto en uno de los jefes, de los líderes del vestuario", evoca Amavisca (Laredo, Cantabria, 1971). Fabio Capello lo había fichado para que, pese a su juventud -contaba 20 años- se convirtiera en hombre clave del equipo, piedra angular sobre la que el italiano levantaría su proyecto en el Bernabéu.

Efectivamente, tan pronto como se compró un Ferrari en la capital llegó a ser indiscutible en ese Real Madrid que ganó la ansiada Séptima en su querida Ámsterdam, la ciudad por la que festejó su primera Copa de Europa. Al holandés no le costaba sobre el campo. Se le veía como un animal, un portento cubriendo todo el centro del campo. "Era una máquina, un jugador muy fuerte y potente y con mucha calidad", cuenta Amavisca, quien destaca, además, su imponente carácter: "Le gustaba mandar, en el campo y fuera de él, y también hablar mucho". Sin embargo, era una persona afable, de un trato muy cercano, alguien admirado y querido en el vestuario merengue. "Incluso años después, los veteranos del Madrid fuimos a jugar a Milan y él vino a vernos y a charlar con nosotros", recuerda.

La odisea para buscar una pesa de medio kilo

Por entonces, él ya era indiscutible en San Siro, con un Ancelotti que ahora está en el otro club de sus amores. Allí se dejó todo sobre el césped hasta 2012. Siempre lo hizo, en realidad. "Lo reunía todo y no me extraña, por tanto, que haya podido jugar tantos años y a un gran nivel", afirma el exjugador de Real Madrid y Racing, entre otros clubes. La clave está en el cuidado que llevó su preparación física desde que comenzó su carrera. "Era muy meticuloso con todo y se trajo a un preparador holandés que era de su total confianza. Le mandaba hacer pesas con 17 kilos y medio y estuvieron no sé cuánto tiempo buscando por todo Madrid una pesa de medio kilo para poder llegar a los 17,5", rememora con una amplia sonrisa. "¡Y luego hacía una serie de tres y se iba a entrenar!", exclama.

"Ni el mejor entrenador del mundo tiene algo que hacer con un equipo, como el Milan, que no es capaz de responder"

Esos galones y personalidad que demostró desde su primer día en el difícil vestuario del Madrid fueron, seguramente, el germen de lo que es hoy. Se enfrenta a un reto de extraordinaria dificultad en el Milan, que llamó su puerta en Brasil para salvar al equipo de la quema. Los rossoneros son undécimos en la Serie A, más cerca del descenso que de la primera plaza y se enfrentan desde hoy (20.45 horas, Canal +) en una dura eliminatoria de Champions al Atlético de Simeone. Un rival que aplica en el campo lo que el Milan siempre hizo en los últimos años. El Cholo aprendió bien de sus seis años como jugador en Italia.

Pero, para Amavisca, el carácter ganador de Seedorf no lo es todo. No le augura un futuro nada halagüeño a los rossoneros: "Ni el mejor entrenador del mundo tiene algo que hacer con un equipo que no es capaz de responder. No creo que pueda sacar algo si no tiene mimbres ni jugadores suficientes para poder obtener resultados", asegura. ¿Qué le falta entonces a este Milan? "De todo. Tiene jugadores, para mi gusto, muy mayores en puestos que son muy importantes. Gente que prácticamente ya está de vuelta en el fútbol y así es muy difícil construir un equipo que sea campeón o que luche por ello. Los jugadores que hay ahora no están al nivel del nombre del club", abunda. Hoy el holandés tratará con Balotelli a la cabeza de demostrar que todos los que apuestan contra ellos se equivocan.

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