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Microsoft jubila el sistema operativo Windows XP... ¿y (ahora) qué?

PABLO OLIVEIRA Y SILVA

Microsoft forzó la jubilación de Windows XP a principios de semana para empujar al mercado a migrar a las nuevas versiones de su sistema operativo. Pero, ¿necesitan los usuarios cambiar el sistema en sus equipos?

Con la llegada de la crisis económica, el fracaso de Vista y la popularización de los móviles y tabletas, la tendencia a actualizar el sistema operativo del ordenador se ha reducido considerablemente. Microsoft lleva años sufriendo una particular crisis y es que los usuarios no actualizan ya tan alegremente sus ordenadores. Durante muchos años, la gran mayoría de usuarios de PC con Windows se pasaban a la nueva versión que lanzaba la compañía de Redmond cada pocos años, pero desde mediados de la década pasada esa tendencia ha cambiado totalmente.

En parte, esto ha podido deberse al rotundo fracaso de Vista, que apareció en 2006 y aún hoy sólo está instalado en 3 de cada 100 equipos, y también a la llegada de nuevos dispositivos portátiles que no utilizan Windows (móviles y tabletas con Android, sobre todo), a la popularización de ordenadores Apple tras el éxito de los iPhone, la entrada de otros sistemas operativos alternativos basados en Linux y a la brutal caída de ventas en el mercado del PC, que ha hecho reducirse a gigantes como HP o Dell, entre otros.

Windows XP sigue instalado hoy en cerca del 30% de los ordenadores que se utilizan en los hogares y en las empresas

Sin embargo, el mayor enemigo para Microsoft estaba en su propia casa y es que el propio Windows XP ha demostrado durante todos estos años una gran estabilidad en su funcionamiento y una amplia compatibilidad con nuevos equipos, lo que ha provocado que muchos usuarios y sobre todo empresas no vean necesario pasarse a una nueva versión.

Pero Windows XP ya es historia. Al menos para Microsoft, que tras 13 años ha dejado de dar soporte oficialmente a su sistema operativo más popular. Pero, ¿es esto realmente un problema para los usuarios? Lo que Microsoft ha hecho es dejar de ofrecer soporte técnico a los equipos que tienen instalado este sistema y tampoco ofrecerá ya actualizaciones ni parches de seguridad para todos aquellos que tienen su versión oficial convenientemente registrada. Pero en España, este sistema también es el más popular entre los programas 'piratas', a los que poco importan las actualizaciones de las que nunca han podido disfrutar.

Los usuarios de XP podrán seguir utilizando el programa sin mayores cambios, igual que han estado haciendo desde que lo instalaron. Si además tienen un programa de detección de virus actualizado, ni siquiera tendrían por qué quedar más expuestos a ataques, por el hecho de no contar con las actualizaciones de seguridad, ni parches de errores, ni mejoras técnicas.

Windows XP se creó cuando no existían ni los smartphones, ni las tabletas, ni las redes sociales, ni el concepto de 'nube'

La versión más popular del sistema operativo de Microsoft actualmente en el mercado es Windows 7, que es ha sido instalada en la mayoría de nuevos equipos que se han vendido desde 2009 y ocupa actualmente cerca del 50% de la cuota del mercado. Sin embargo, a finales de 2012 los de Redmond lanzaron la siguiente versión de su sistema, Windows 8, que aún hoy no alcanza ni la mitad de cuota que aún tiene XP.

Pese a ello, Microsoft alienta a los usuarios a abandonar el viejo XP que fue diseñado en una época en la que solamente un 6% de la población se conectaba a internet y no se había producido la irrupción masiva de los teléfonos inteligentes, ni existían las tabletas, ni las redes sociales, ni tan siquiera el concepto actual de ‘la nube'.

Los nuevos programas son la clave. A medida en que más fabricantes de software y hardware optimicen sus herramientas basándose sólo en las últimas versiones de Windows, los usuarios de XP no podrán utilizarlas o tendrán que instalar parches para que les funcionen correctamente.

Pero España vive desde hace muchos años un escenario de desactualización informática. A la caída de ventas en el mercado de los ordenadores, se le ha sumado paralelamente la reducción de las ventas de programas y aplicaciones. La mayoría de las empresas no pueden permitirse en sus hojas de gastos el ritmo de actualización de software que la continua innovación digital requiere y siguen utilizando aplicaciones desactualizadas desde hace varios años.

Instalar un nuevo sistema operativo supone borrar todos los datos contenidos en el equipo

Además, un comentario común entre los usuarios es que no quieren instalar un nuevo sistema operativo, ya que eso requiere el borrado completo del disco duro y la información que contiene, lo que obliga a guardar sus fotografías, vídeos y sus aplicaciones favoritas en otro soporte físico o subirlo a algún servicio de almacenamiento virtual. No es una operación cara, ni tan siquiera es complicada, pero suele ser tediosa y arriesgada y los usuarios simplemente 'pasan'.

Y a todo ello, además se suma que la gran mayoría de los ordenadores que actualmente tienen instalado Windows XP no son 100% compatibles con Windows 7 ni muchos menos Windows 8.1. Microsoft recomienda en estos casos adquirir uno de los ordenadores de nueva generación disponibles en el mercado. La mejor solución, pero no la más económica.

Así las cosas, los usuarios se encuentran ante una encrucijada: no gastarse un solo euro y mantener el sistema con el que llevan operando desde hace varios años en su viejo ordenador que además utilizan cada día menos desde que tienen un smartphone o tableta para navegar o comprar un nuevo ordenador por varios cientos de euros para simplemente estar a la última. La respuesta, como siempre, la tiene el bolsillo del consumidor.

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