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El abismo que separa a 'Silicon Valley' de 'The Big Bang Theory'

MARÍA JOSÉ ARIAS

Comparten estereotipo de protagonistas, el de nerd, y que el tiempo de duración de sus capítulos no llega a la media hora. Más allá de eso, un abismo separa a la recién estrenada Silicon Valley y a la ya veterana The Big Bang Theory. Son, pese a compartir arquetipos y género, distintas. Si el espectador se acerca a Silicon Valley conociendo sólo la temática que trata (un grupo de genios de la informática en busca de reconocimiento), podría caer en el error de pensar que tiene algo que ver con The Big Bang Theory. Nada más lejos de la realidad. Se mueven en terrenos similares, que no iguales, y cada una se sostiene por razones distintas.

Cierto es que los personajes que se muestran en una y otra son los típicos nerds, frikis, cerebritos o cómo se les quiera llamar, pero poco más comparten. Es más, podría decirse que de encontrarse en un mismo espacio ni siquiera harían buenas migas entre ellos. El personaje principal de Silicon Valley es Richard (Thomas Middleditch), un joven apocado creador de una aplicación musical que esconde bajo una apariencia de simpleza un complicado algoritmo que puede revolucionar el mercado. Ahí es donde se nota que pese a que hay bromas que quizá sólo capten los espectadores más avezados en temas tecnológicos, Silicon Valley está lo suficientemente bien contada para poder llegar a un público más general. No hace falta ser un genio para entender de qué hablan y lo que supondría para el mercado este algoritmo gracias a las explicaciones 'para tontos' incluidas en los diálogos.

Silicon Valley es una comedia, pero basada en un humor distinto al de The Big Bang Theory, donde se entremezclan los gags científicos propios de la profesión de sus protagonistas con los de su frikismo extremo en todo lo referente a cómics, videojuegos, literatura y sagas cinematográficas. Eso y su ineptitud para las relaciones humanas. Apartado en el que Sheldon, con su manifiesta incapacidad para tolerar a quienes tienen un coeficiente inferior al suyo, se lleva la palma. El humor de la serie creada por Chuck Lorre es, por decirlo de alguna manera, más ligero y comprensible que el que despliega (por ahora) Mike Judge, más basado en chistes informáticos y sexuales.

En Silicon Valley se echa en falta una mayor presencia femenina en el reparto (escasa hasta ahora). Los protagonistas son un grupo de chicos que no destacan precisamente por sus dotes para relacionarse con el sexo opuesto, lo que da lugar a situaciones embarazosas. A Leonard, Sheldon, Howard y Raj les ocurre lo mismo, pero con el paso de los años han ido superando ese problema, no sin tropiezos y con un sinfín de situaciones hilarantes. Claro, que los chicos de Lorre llevan diez temporadas de ventaja a los de Judge, cuya serie ya ha sido renovada por HBO para una segunda.

Ambas ficciones juegan a convertir en entrañables a los empollones. En The Big Bang Theory el retrato que se hace de sus protagonistas está más caricaturizado, es más extremo. El mejor ejemplo, el de Sheldon (Jim Parsons), a quien se empieza inevitablemente odiando, pero al que se acaba cogiendo cariño. También está la rubia tonta, Penny (Kaley Couco), que en realidad no es que sea tonta, sino que no es tan lista como sus vecinos de descansillo. Silicon Valley no tiene su Sheldon, pero tiene a Erlich que, de momento, de entrañable no tiene nada. Es un genio de la informática que un día dio un pelotazo y ahora se dedica a apadrinar a jóvenes promesas. Les ofrece techo en la cara ciudad tecnológica a cambio de una participación del 10% en cualquier cosa que creen.

Una de las cosas que más llama la atención al pararse a comparar Silicon Valley y The Big Bang Theory es el ambiente en el que se mueven y el mensaje que dan con respecto a la universidad. En el piloto de la primera uno de los personajes, el gurú Peter Gregory, hace todo un alegato en contra de la universidad, un lugar que para él es una pérdida de tiempo. Teoría compartida por los 'aspirantes a Steve Jobs', quien, por cierto, abandonó sus estudios y contra el que se lanza alguna que otra pulla en el piloto. Por el contrario, los protagonista de The Big Bang Theory son investigadores y desarrollan su labor en la universidad. Dos estilos de vida completamente distintos. Los primeros buscan el reconocimiento de sus iguales, pero también el dinero y la fama. Mientras que para los segundos lo que importa es ser los más listos de la clase. En realidad, puede que en la forma y el fondo Silicon Valley se parezca más a La red social, sin que Richard resulté tan cargante como lo era el Mark Zuckerberg de Jesse Eisenberg.

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