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Dos meses de acampada para ver a One Direction en Madrid

EFE

Una sombrilla, comida y dosis de buen humor son los ingredientes imprescindibles para hacer frente a los dos meses que los seguidores del grupo británico One Direction llevan guardando cola en las inmediaciones del estadio Vicente Calderón de Madrid.

Ocultos a la mirada de curiosos, pero a la vista de los conductores que transitan la carretera M-30 a esa altura, pasan el tiempo jugando a las cartas, al Monopoly, al Twistter o charlando con los demás, muchos de ellos compañeros que acaban de conocer o amigos con los que ya se encontraron en el concierto del año pasado en la capital. Aguardan con nerviosismo que llegue el momento de la verdad, mañana, el día del concierto, una jornada que los mantendrá en pie de guerra desde las ocho de la mañana, 'mucho tiempo', opina Andrea, pero unas horas que 'viven' y 'disfrutan' tanto que les merecen la pena. La espera se hace 'muy pesada', confiesa Isabel, que lleva desde el 9 de mayo guardando su sitio y fue una de las primeras en llegar al lugar, un espacio sin orden aparente que los propios 'One Directioners', como se conoce a los fans del grupo, se han organizado.

Cuatro listas, una por cada puerta de acceso, A, B, C y D, engloban el nombre de los allí presentes distribuidos en grupos, y ellos mismos se encargan de gestionar las nuevas incorporaciones y controlar que siempre haya alguien de cada grupo guardando cola, en cada uno de los tres turnos establecidos (mañana, tarde y noche).

Es un hábito ya extendido que en estos eventos hagan acto de presencia los denominados 'colistas', personas que se ofrecen a guardar el sitio a cambio de una compensación económica, una práctica que se han aventurado a ejercer los propios fans. Andrea y Ayelén son algunas de las jóvenes que han aprovechado la oportunidad de cubrir el turno de un compañero para sacar un pequeño beneficio económico, el cual lo prefieren repartir entre los otros 'One Directioners', pero aseguran que existe gente externa que también lleva a cabo esta práctica.

Los padres de estos seguidores del grupo británico también juegan un papel importante tanto en la espera como en el concierto, ya que muchos de ellos acompañan a los más jóvenes en la espera, y es imprescindible que al concierto entre un adulto por cada cuatro o seis menores. Beatriz, que lleva semanas acompañando a su hija Silvia, hace oídos sordos a las críticas que reciben de algunos transeúntes, los cuales en ocasiones pasan de la provocación verbal al lanzamiento de residuos urbanos. Esta actitud no ha desanimado a los aficionados de One Direction, que armados de paciencia esperan para ver en directo a sus ídolos, cinco jóvenes ingleses que con sus canciones los hacen sonreír y los animan a seguir adelante a pesar de las adversidades

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