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La esperanza para la Memoria Histórica viene de fuera

Esta misma semana el Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha ratificado en la sede de la ONU en Ginebra el demoledor informe del Relator Especial para la Promoción de la Verdad, la Justicia, la Reparación y las Garantías de no Repetición, Pablo de Greiff, poco después de haberse conocido las recomendaciones del Grupo de Trabajo de Desapariciones Forzadas del máximo organismo internacional.

Por primera vez las víctimas del franquismo ven reconocidos sus derechos ante la ONU como víctimas, lo que supone un espaldarazo mundial a las aspiraciones del movimiento memorialista. Mientras el Gobierno central hace oídos sordos, la ONU exige -entre otras cosas- investigación oficial sobre los crímenes del franquismo, la apertura de todos los archivos incluidos los de la Iglesia, la derogación de la Ley de Amnistía de 1977 y la reactivación de la Ley de la Memoria Histórica.

La guerra civil acabó hace 75 años y la dictadura franquista, hace 39, pero sus consecuencias siguen planeando sobre la realidad actual. Podríamos decir que estamos ahora en el combate por la memoria. Y en ese contexto se enmarcan algunos de los hechos que se han producido este verano a favor y en contra del movimiento memorialistaLos restos de 5 fusilados en la fosa común onubense de Encinasola recibieron sepultura en el cementerio, en un emotivo homenaje.

La localidad malagueña de Teba cerró sus heridas con un panteón de las víctimas del franquismo, tras la recuperación de 151 cuerpos, la segunda fosa exhumada más importante de España.

El Ayuntamiento de Granada, tras resistirse mucho tiempo, no ha tenido más remedio que retirar el monumento que desde hace más de 20 años homenajeaba a la figura del fundador de Falange, José Antonio Primo de Rivera.

El Ayuntamiento de Vigo tendrá que retirar una gran cruz falangista erigida en memoria de los caídos franquistas por orden judicial, aunque el alcalde socialista se resiste a hacerlo

Una amplia concentración ha exigido en Úbeda la conservación de la Antigua Cárcel, donde cientos de presos republicanos sufrieron torturas, hacinamiento y hambre.


El PP rechaza en Valencia la retirada de honores a varias personalidades relacionadas con el franquismo.

El ayuntamiento de Coria del Río (Sevilla, en manos de andalucistas y populares) quiere retirar el monumento a la memoria histórica para recolocarlo en un lugar más discreto.

El Gobierno central justifica que 126 escudos, banderas o estandartes del Ejército conserven menciones franquistas.

La madrileña Iglesia de los Jerónimos homenajeó el pasado 18 de julio a Franco y 'a todos aquellos valientes que propiciaron la salvación de España', sin que la Conferencia Episcopal lo impidiera.

 Se han producido atentados contra las placas oficiales que señalan como lugares de la memoria andaluza en el cortijo jerezano de El Marrufo y en las tapias del cementerio de Granada. La ausencia de ayuda oficial del Gobierno de Rajoy -cuya única promesa electoral cumplida ha sido la de dejar a cero el presupuesto para memoria histórica- hace que las exhumaciones de fosas de la represión franquista tengan que realizarse por colectas públicas. Como cuando se pasa el cepillo en las misas. Eso ha sucedido en el pueblo burgalés de Estépar, donde se buscan fosas con 400 fusilados por los golpistas. Incluso desde el extranjero llegan donaciones para fosas. De hecho los 6.000 euros enviados por un sindicato noruego han permitido que en un pueblo de Ávila se encuentren los restos de un guerrillero asesinado en 1950.

El reconocimiento institucional y popular a los españoles antifascistas también viene de fuera. Es el caso del homenaje que se tributó en Paris el pasado mes de agosto a la compañía del ejército francés conocida como 'La Nueve', e integrada por republicanos españoles, que fue la primera unidad militar que entró en la capital francesa hace justamente 70 años para liberarla del yugo nazi.

Contrariamente en España, los nazis son homenajeados sin que nadie lo impida, como hizo la asociación ultraderechista Tercios de Aguilar en agosto a los 'valientes voluntarios alemanes' de la Legión Cóndor, los mismos que redujeron a cenizas Gernika en 1937, en plena Guerra Civil, y bombardearon a decenas de miles de civiles durante la guerra española. Menos mal que la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica pidió a Rajoy, que retirase todos los honores que Franco concedió a oficiales de la Alemania nazi y solicitó a Merkel alguna disculpa por las bombas alemanas en la guerra civil. Que sepamos, ni Mariano ni Angela han abierto el pico.

Con la excepción del oasis andaluz, donde se mantienen e impulsan políticas memorialista con la precariedad del riego por goteo, la desertización de la memoria histórica avanza en España, mientras las víctimas del franquismo añaden la sed de justicia a la condena al olvido que han padecido durante demasiado tiempo.

Todo parece indicar que la única esperanza para que el movimiento memorialista quiebre la intransigencia y la insensibilidad institucional viene de fuera, como si de un rescate democrático internacional se tratase.

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