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"Los Gobiernos de España y Marruecos son la mayor mafia de traficantes de personas"

CORINA TULBURE

'Soy de Marruecos. Llegué a Melilla cuando era joven, con una licenciatura bajo el brazo que no me sirvió de nada, y viví en persona el racismo. Queremos que nuestra voz llegue al Parlamento Europeo. En Melilla el inmigrante es una fuente para hacer dinero. Aquí quiero denunciar los malos tratos que sufren las personas y los entramados que ganan dinero con las personas migradas. Siempre se habla de los que asaltan la valla. Pero en Melilla entran mafias y drogas que no se denuncian, porque interesa que existan', afirma Touria El Cadi, responsable del área de inmigración de IU Melilla, en su intervención ante los eurodiputados durante el encuentro La Frontera Sur: ¿hay soluciones?, que se celebró en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas, impulsado por la red europea Migreurop. Allí, europarlamentarios de Izquierda Unida Europea y de los Verdes, migrantes, defensores de los derechos humanos y distintas entidades reclamaron un cambio urgente en las políticas migratorias de la UE.  

Otro migrante, Alejo, no tuvo que hacer frente a las vallas con cuchillas, pero sí se ha enfrentado a otras vallas: las económicas y sociales, las vallas invisibles. Partió desde España rumbo a Francia huyendo del paro. 'Uno tarda en convalidar su título y mientras tanto hace prácticas no remuneradas en condiciones de esclavitud. Los españoles que nos vamos, tropezamos con  las fronteras invisibles que agravan la desigualdad social.'

Si las fronteras intangibles suponen una batalla psicológica diaria para Alejo, las fronteras físicas erigidas al sur de la UE resultan letales para miles de personas. La europarlamentaria italiana Barbara Spinelli lo describe como 'una situación de guerra'. 'Una guerra que no se ha declarado, pero una guerra contra las personas. Y callarse ante esta guerra es incurrir en un crimen, el crimen de la indiferencia.'

Cruzar la alambrada de Ceuta puede ser sinónimo de perder la vida o la movilidad de las manos. 'Estas cuchillas matan. En 2009 un inmigrante falleció desangrando. Muchos se quedan sin poder utilizar las manos', cuenta a los europarlamentarios Paula Domingo, que trabaja sobre el terreno. Las personas tienen dos opciones: la alambrada o tirarse al mar. 'Los intentos de saltar la alambrada son mínimos, la gente entra por mar en grupos de 6 o 7 personas. Llegan en balsas de playa. Sabemos cuántos llegan, pero no sabemos cuántos se han hundido en el mar'. A pesar de que lo ocurrido en Lampedusa, Ceuta o Melilla se cataloga como 'catástrofe humanitaria', las muertes en la frontera son consecuencia directa del cierre de las fronteras de la UE y de sus políticas migratorias, 'catástrofes' programadas. Las devoluciones en caliente, donde no se identifica a la persona y se desconoce su situación, tampoco son una práctica nueva, sino que constituyen una ilegalidad normalizada. 'En Ceuta se llevan a cabo desde que yo llegue, en 1999. Se devuelve a las personas sin identificarlas' aclara Domingo.

Para los que consiguen entrar, Ceuta se convierte en una especie de cárcel al aire libre. 'Los migrantes que llegan se encuentran atrapados porque no pueden viajar a la península', explica Paula Domingo a Público. Actualmente en el CETI de Ceuta se amontonan 700 personas, cuando la capacidad es de 514. Una parte importante de ellos son sirios, mientras que el resto proceden de Mali y Guinea.

'Son personas que huyen de países en guerra y muchos se resisten a pedir asilo en Ceuta. Desde 2009 existe una normativa que especifica que mientras se tramita el asilo, la persona debe permanecer en Ceuta. Los procedimientos pueden tardar dos años y la solicitud puede ser denegada. Mientras tanto, la vida de la persona queda en manos del Gobierno, y en el CETI o fuera del centro sus vidas se limitan a comer y dormir, no pueden hacer nada más'.

Las denuncias presentadas a los europarlamentarios por José Palazón, de Prodein, dejan constancia de la misma situación de violencia normalizada en Melilla. 'La valla de Melilla parece que esté viva, siempre hay alguna nueva maldad. Ahora quieren colocar una malla antitrepa, para que los inmigrantes no puedan meter la mano. En Melilla no se ha creado una frontera, sino una valla para matar a la gente. A pesar de que hubo una gran contestación social, ninguna institución se ha interpuesto de forma decisiva', ha explicado Palazón. En la otra parte de la valla, en el lado marroquí, las organizaciones denuncian los mismos tipos de control y de violencia: el despliegue de las fuerzas policiales marroquíes, un foso de 4 metros de profundidad y una valla de concertinas en construcción. En el lado español, completa el arsenal fronterizo la Guardia Civil y los mecanismos para detectar a las personas de noche.

 

'Existe una estructura criminal en la frontera que no se permitiría en la UE ni para cazar animales. La violencia que emplean los policías de España y Marruecos en la frontera es criminal', denuncia Palazón. Según los testimonios de Prodein, el día 13 de agosto falleció en la valla un chico de Mali. La policía marroquí intervino para externalizar responsabilidades. 'Uno de los chicos estaba agarrado a la valla. La Guardia Civil le pegó y, cuando cayó, había fallecido. Entonces llamaron a las fuerzas marroquíes para que se lo llevaran', explica Palazón. 'Cada vez que hay un salto a la valla o redadas, el hospital de Al Hassani de Nador queda colapsado por los golpes que les dan', sigue.

Las expulsiones colectivas están prohibidas por las normativas europeas, pero 'los pequeños grupos que logran entrar en Melilla son deportados acto seguido de forma absoluta ilegal', denuncia Palazón. 'Eso es lo que hace una mafia que trafica con personas. Los Gobiernos de España y Marruecos constituyen la mayor mafia de traficantes de personas que conozco. Están pasando ilegalmente personas por fronteras y lo saben, pero tienen sus acuerdos económicos y políticos y realizan este tráfico con violencia'.

A pesar de que el foco mediático se ha centrado en la valla, según Palazón menos del 20% de las personas que entran a España por Melilla lo hacen a través de la verja. 'Más de 80% entra por la frontera oficial, pagando. De eso no se habla. Pero dicen que el problema son ellos, los que se agarran a la valla, y los usan para presionarse unos a otros: España, Marruecos y la UE. Los chavales agarrados a la valla son una mercancía, una más de las tantas que se mueven por la frontera'.

Las entidades también han denunciado ante el Parlamento Europeo la imposibilidad de pedir asilo en Melilla. 'Los que llegan son rechazados. Solo entran los que pagan 1.500 euros por un pasaporte falso. También hay que tener en cuenta que se externalizan las responsabilidades: se encarga a la policía marroquí que no deje entrar a ninguna persona que solicite asilo', explican desde Prodein. Hasta el mes de agosto llegaron a Melilla 3.500 personas: 1.600 eran sirias; y del resto, casi el 90% era de Mali. 'Tuvimos dos solicitudes de asilo por parte de personas de Siria y diez del resto de nacionalidades, ninguna de Mali'. Alrededor de 2.500 personas se han trasladado a la península sin conseguir ningún tipo de documentación.

Andrés García Berrio, del Observatorio del Sistema Penal y de los Derechos Humanos, llama a la desobediencia civil y a la presentación de denuncias por delitos en la frontera. 'La policía marroquí tortura delante de las autoridades españolas, y precisamente por eso mismo las autoridades españolas no deberían devolver a la gente'. En la misma línea, desde Prodein se ha reclamado interponer una querella contra el Ministro de Interior.

Por su parte, Barbara Spinelli (IUE/IVN, Comisión LIBE) ha solicitado la constitución de un tribunal que 'llame a responder a los organismos gubernamentales que hacen posible un crimen masivo. Se ha convertido en habitual el delito de omisión de socorro en la frontera'.

La eurodiputada Ska Keller, vicepresidenta de los Verdes-EFA, subraya que es necesario luchar contra las causas de la inmigración, muchas vinculadas a las políticas europeas y a las políticas de comercio internacional.

Asimismo, se ha insistido en la necesidad de modificar el Reglamento de Dublín II para que los solicitantes de asilo puedan quedarse en cualquier país de la UE donde residan sus familiares. 'Las cosas cambian si existe una presión pública, y eso no lo tenemos en asuntos de asilo o de inmigración', declara Ska Keller.  En la misma línea, los eurodiputados Ernest Urtasun (Verdes-ALE), Marina Albiol (IUE/IVN) y Jon Juaristi (IUE/IVN) han insistido en la urgencia de una solución política europea para la Frontera Sur de la UE.   

Mikel Araguás, de Andalucía Acoge, integrante de Migreurop, ha denunciado las políticas de doble rasero, como condicionar la cooperación al desarrollo en función de la contención de la migración: 'Muchas veces, cuando hablamos de cooperación, se trata de hecho de medidas para que la gente no salga del país'. No obstante, detrás de las fronteras se esconde una industria de intereses: 'En las fronteras, ¿estamos hablando de inmigración? Sí, pero también de relaciones internacionales y comerciales. Hay que desmontar el entramado que existe detrás de las fronteras', comenta Gabriela Poblet, de la sectorial de migración de ICV-EUIA. En este sentido, Mohamed Talla acusa a la misma UE que cierra sus fronteras de ser la mayor impulsora de la emigración en los países de origen: 'Una de las causas principales de la migración de las personas es la actual UE neoliberal, sus  políticas de intereses económicos y explotación de la mano de obra llevada a cabo por empresas desplazadas en países de África y las guerras en las que se ve involucrada'.

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