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Un nigeriano presiona con una huelga de hambre en el CIE de Aluche para evitar su deportación

MARIMAR CABRERA / IRENE ALCONCHEL

Dejar de comer, de tomar la medicación para la hipertensión, sin valorar los riesgos. La huelga contra su propia salud es la vía de reivindicación que Paul Edionseri, un nigeriano de 36 años, ha adoptado para manifestar lo que considera una injusticia: una orden de expulsión por antecedentes penales tras 15 años viviendo en España, donde también residen su mujer y sus hijas. Permanece en el Centro dIE de Aluche desde hace veinte días. Espera la respuesta a una petición de asilo que paralizó en el último momento su deportación, prevista para el 11 de septiembre.

Lo que más preocupa a Edionseri es de qué vivirán sus hijas, una de dos años y otra de un mes, y que estas no lo reconozcan si finalmente es devuelto a Nigeria. Su esperanza está, curiosamente, en el ébola. Su abogado, Alfredo Arrién, ha registrado una solicitud de protección internacional y asilo por riesgo sanitario, un recurso que valorará el Ministerio del Interior los próximos días. Edionseri conocerá, entonces, si será enviado de forma inminente a su país de origen, donde dice 'no tener nada, ni a nadie'.

'Los agentes dijeron que tenía un hueco en un avión y cuando me negué a salir de la celda sin llamar a mi familia, me pegaron con las porras'El módulo dos del centro de internamiento madrileño está siendo 'un infierno' para Edionseri, quien reconoce que tampoco fue fácil lo que vivió en una comisaría de Zaragoza tras su detención el 25 de agosto. 'Me mantuvieron incomunicado, sin poder hablar con mi mujer o mi abogado. Los agentes dijeron que me habían encontrado un hueco en un avión y cuando me negué a salir de la celda sin haber llamado a mi familia, me pegaron con las porras. Me golpearon en el pecho dejándome sin respiración'. Después, fue trasladado a un hospital para recibir atención médica. Allí asegura que, para su asombro, le hicieron las pruebas del ébola.

La denuncia por estas supuestas agresiones, presentada el 9 de septiembre, también argumenta que Edionseri fue detenido sin ser requerido, previamente, a personarse en las dependencias judiciales. Su abogado señala que este es un caso 'muy raro' porque 'no es usual que acudan a la casa de un inmigrante a detenerlo, más cuando tiene familia a su cargo, por lo que difícilmente existe riesgo de fuga' y alerta de que 'no se puede normalizar este trato hacia los inmigrantes'. Sin embargo, a Edionseri no le resultan extrañas las condiciones en las que viven durante varias semanas -hasta un máximo de 60 días- otro medio millar de personas internadas en Aluche. 'Me tratan como basura, por mi color, por venir de donde vengo. Yo ya he cumplido mi pena en prisión y quieren que pague dos veces por el mismo delito -una estafa por la utilización fraudulenta de una tarjeta de crédito- que cometí hace tres años. El castigo no sólo lo sufro yo, también mi familia', lamenta.

'Si no puedo quedarme, intentaré que mi mujer y a mis hijas regresen conmigo, aunque en mi país no hay futuro para nadie'Pese a la huelga de hambre, agudizada por su enfermedad, Edionseri dice encontrarse fuerte en su lucha. 'Si no puedo quedarme, intentaré que permitan a mi mujer y a mis hijas regresar conmigo, aunque sé que en mi país no hay futuro para nadie', defiende. Desestimado el recurso de arraigo, motivo por el que según la ley de Extranjería se puede paralizar una expulsión, su única alternativa es la petición de protección de asilo por medidas sanitarias. En Nigeria, hasta el 31 de agosto, el ébola ha afectado a 21 personas y ha provocado la muerte de siete, según la Organización Mundial de la Salud.

La Agencia Europea para la gestión de la cooperación operativa en las fronteras exteriores de los Estados miembros de la Unión Europea (Frontex) suspendió el 17 de agosto los vuelos de inmigrantes a países afectados por esta enfermedad. Según fuentes de la Policía Nacional, se trata de una recomendación, no de una prohibición, y ejecutarán las expulsiones cumpliendo órdenes judiciales. El ayuno y esta protección internacional son las últimas cartas que puede jugar Edionseri para ganar tiempo y continuar con una batalla legal 'que distingue de nacionalidades y clases'.

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