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Cinco claves que enfrían el optimismo sobre el empleo

JORGE OTERO

Los datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA), la auténtica radiografía del empleo en España, apuntan una leve mejoría de la situación. Pero si se miran con una perspectiva global y se toma como referencia la llegada de Rajoy a La Moncloa, el margen para el optimismo se reduce de forma significativa. 

Pero excluyendo esa referencia temporal, tampoco se pueden echar las campanas al vuelo: es cierto que en los últimos meses se ha creado empleo (368.800 empleos en lo que va de año), pero casi todo precario; baja el número de parados, pero no todos encuentran trabajo: no son pocos los que ya se han rendido y han desistido de buscarlo; el paro de larga duración no deja de crecer y el ritmo de creación de empleo es desesperantemente lento después de que durante seis años, entre 2008 y 2013, se destruyera a un ritmo vertiginoso. La recuperación aún está muy lejos, por mucho que el Gobierno se empeñe en transmitir lo contrario y hasta se atreva a dar por zanjada la crisis a finales de 2015. 

Estos son algunos datos que no invitan al optimismo. 

De la última EPA se puede deducir que cerca de un 22% de las personas que han dejado de figurar como parados en las estadísticas oficiales en el último trimestre lo ha hecho porque simplemente ha dejado de buscar un trabajo o ha emigrado. Las cifras cantan: entre julio de septiembre de este año 195.000 personas abandonaron la cola del paro, pero sólo se crearon 151.000 empleos. Esa diferencia, 44.000 personas, se corresponde exactamente con el descenso de la población activa (los que tienen o buscan un empleo): en el segundo trimestre de este año había 22.975.900 activos mientras que tres meses después son 22.931.700. No todos los que dejan de estar parados encuentran un trabajo. Según el sindicato Comisiones Obreras (CCOO),  'el 47% del menor desempleo se explica porque hay menos personas buscando empleo'.

Teniendo en cuenta los ocupados, los parados y los activos en diciembre de 2011 (23.440.300 activos) y en septiembre de 2014 (22.931.700 activos), 507.800 personas han sido expulsadas del mercado laboral español en los últimos tres años: han dejado de buscar trabajo o se han ido a buscarlo a otro país (hace un año eran 369.000 personas en esa situación). La tasa de paro baja, pero ello se debe a partes casi iguales tanto al aumento del número de ocupados como al número de personas que deja de buscar un trabajo. Al llegar Rajoy al poder la tasa de paro estaba, con la nueva metodología contable aprobada este año, en el 22,56%. Hoy esa tasa sigue por encima: 23,67%. 

Hagan las cuentas. 

La reforma laboral que el PP aprobó en febrero de 2012 está fracasando en su objetivo declarado de acabar con la temporalidad y fomentar la contratación indefinida. La EPA es cristalina en ese sentido: el total de asalariados con contrato indefinido bajó entre julio y septiembre en 26.700 personas, mientras que el de asalariados con contrato temporal subió en 122.400. La tendencia se repite desde hace tiempo. En octubre de 2014 hay 263.600 trabajadores menos con contrato indefinido de los que había en diciembre de 2011. En cuanto a los temporales, estos también han bajado en 172.300, un ritmo inferior. Lo que sí ha crecido de forma notable son los trabajadores a tiempo parcial: 166.000 más. A la par, también hay menos personas trabajando a jornada completa, en concreto 369.400 menos que hace tres años. 

El desempleo entre los menores de 25 años sigue creciendo: 27.000 parados más entre julio y septiembre, un período en el que se supone que muchos de ellos encuentran algún empleo aunque sea por unas pocas horas. Ahora son 867.000 los parados de esa edad. En cualquier caso, no parece haber solución para el paro juvenil cuya tasa se sitúa en el 52,38%. Curiosamente la tasa ha bajado, pero ello se debe a que ha crecido mucho más el número de jóvenes que buscan un empleo: 73.700 en los últimos tres meses.

Este problema se agrava con el paso del tiempo, dado que el ritmo de creación de empleo en 2014 es mucho menor que el de destrucción en los años anteriores. CCOO  apunta que casi 3,5 millones de personas, el 62% de los desempleados, son parados de larga duración. El número de personas que llevan más de dos años en paro ha crecido en 162.000 en el último año, hasta llegar a los 2.343.600 parados. El drama se acrecienta si se mira el número de hogares con todos sus miembros en paro: 1.789.400 hogares.

Aunque la evolución del empleo en los últimos meses ha sido la más positiva desde que se inició la crisis —en lo que va de 2014 hay 508.100 parados menos y se han creado 368.800 empleos más— todavía hay más desempleados de los que había al llegar el PP al poder en diciembre de 2011. En concreto, según la EPA, hay 140.400 parados más que en diciembre de 2011. Sin embargo, el dato más fiable, el que da la medida de las cosas, es el de la destrucción del número de empleos: 648.200 en tres años, y eso descontando los que se han creado en 2014. A este ritmo necesitaremos 13 años más para recuperar los niveles previos a la crisis, a finales de 2007.

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