Público
Público

Ocho series para verse del tirón un fin de semana

MARÍA JOSÉ ARIAS

Si una historia se puede contar bien en menos de diez episodios, qué necesidad hay de emplear más. Bajo esta premisa se engloban cada vez más series y miniseries del panorama tanto internacional (sobre todo) como nacional (aún en menor medida). No hace mucho se han estrenado Cuéntame un cuento, ficción española de cinco episodios, y la tercera y cuarta temporada de The Newsroom y Homeland, respectivamente. La serie escrita por Aaron Sorkin echará el cierre con seis episodios tras dos temporadas de 12 y 13 entregas; mientras que la producción que intenta sobrevivir a la salida de Damian Lewis continúa manteniéndose en los 12 por temporada.

Reduciendo el número de entregas la acción se concentra y se evitan errores como el contenido de relleno (sin que esto signifique, obviamente, que todas las series de más de 20 capítulos estén estiradas por sistema) o el repetir esquemas. Estados Unidos lo ha convertido en una práctica habitual y no resulta extraño que alguna de sus series estrella como American Horror Story, Leftovers, La cúpula, True Detective, Fargo o hasta Breaking Bad se muevan en torno a los diez episodios. Aún así, los verdaderos maestros en esto de contar historias en pocos capítulos son los británicos. Sherlock, Black Mirror y Utopía son tres de los mejores ejemplos de ello. Claro, que si la fórmula de pocos capítulos se combina con muchas temporadas, es posible que el interés inicial del espectador se acabe diluyendo. Downton Abbey fue un soplo de aire ‘austeniano' en sus primeras temporadas, pero la madeja se fue liando en exceso.

Estos son algunas -hay muchas más- de las mejores series relativamente recientes que pueden verse del tirón:

Ha sido la gran revelación británica del año. Tanto es así que, pese a que la idea de Chris Chibnall, su creador, era que fuese autoconclusiva y contase con una única temporada, ha decidido lanzarse a por una segunda. Un total de ocho episodios de 48 minutos de duración cada uno en los que se desarrolla la investigación del caso de asesinato de Danny Latimer. Ambientada en un pequeño e idílico pueblo costero donde todos se conocen, todo el mundo es sospechoso. Ellie Miller (Olivia Colman) y Alec Hardy (David Tennant) son los encargados de llevar a cabo tan engorrosa investigación. Y ellos volverán a ser los protagonistas, porque han sido confirmados para la segunda. En Estados Unidos han hecho su propia versión y la han bautizado como Gracepoint, con David Tennant repitiendo papel aunque con distinto nombre y Anna Gunn (Breaking Bad) en la piel de la detective que lo secunda en el caso.

Tres temporadas hasta el momento compuestas de tres episodios cada una de 90 minutos de duración. Tratados como si fuesen películas y con casos (al menos en las dos primeras) autoconclusivos, el fenómeno en el que se ha convertido Sherlock siempre deja con ganas de más debido en parte al ritmo vertiginoso y al tiempo que se toman entre temporada y temporada a causa del éxito tanto de Martin Freeman (John Watson) como de Benedict Cumberbatch (Sherlock Holmes). La serie creada por Mark Gatiss y Steven Moffat es uno de los mejores ejemplos de cómo desarrollar bien una idea en pocos episodios sin quemarla y dejar al espectador siempre con ganas de más.

Otra serie británica (y van tres). Charlie Brooker revolucionó el panorama televisivo en 2011 con Black Mirror. Una serie que pone el dedo en llaga y obliga al espectador a hacerse incómodas preguntas sobre la tecnología, la información, la opinión pública y el uso que se les da. Cada capítulo es una especie de tesis sobre un aspecto concreto de ese lado oscuro de algo que hace la vida más fácil, pero que también puede complicarla. Todo en un tono de crítica al mundo de la sobreexposición en el que vive la sociedad actual y a esa otra vida virtual que muchos anteponen a la real. De momento, dos temporadas de tres episodios cada una.  

Altamente adictiva. Así es True Detective. La serie creada por Nic Pizzolatto que ha hecho borrón y cuenta nueva tras su insuficiente final sorprendió a los ‘seriéfilos' con ocho episodios de 55 minutos cada uno en los que los detectives Rust Cohle (Matthew McConaughey) y Martin Hart (Woody Harrelson) son interrogados por sus compañeros sobre un caso que llevaron diecisiete años antes y que ahora se ha reabierto. Contada en gran parte con flashbacks y con unos títulos de crédito de premio, True Detective es para verla y disfrutarla del tirón.

Con cuatro temporadas ya emitidas, cada una es independiente de la otra, así que basta con elegir una y darle al play. El número de episodios oscila entre 12 ó 13 de una hora cada uno y la acción cambia en cada tanda. La historia de una familia que se muda a una casa encantada. La de un hospital psiquiátrico en los sesenta. Brujas y vudú en el siglo XIX y la actualidad para la tercera temporada. Y un circo de rarezas y fenómenos en los cincuenta en un pequeño pueblo de Florida. Cuatro historias distintas con un denominador común: el terror. Que cada uno elija con cuál quiere pasar un rato de miedo.

Apadrinada en la producción por Steven Spielberg y Tom Hanks y con la HBO detrás, Hermanos de sangre es una de las producciones bélicas de mayor calado. Aunque ya tiene unos años -fue estrenada en 2001, mucho antes que el resto de mencionadas en este reportaje-, es una deuda pendiente para todos los amantes de las series que no la hayan visto aún. Basada en hechos reales y ambientada en la Segunda Guerra Mundial, tiene como protagonistas a los miembros de la Compañía Easy de la 101.ª División Aerotransportada del Ejército de los Estados Unidos con Richard Winters (Damian Lewis) a la cabeza. Cada uno de los 10 episodios (705 minutos en total) arranca con testimonios reales de los soldados en los que se inspira la historia. Hermanos de sangre fue galardonada con el Globo de Oro en la categoría de miniserie o película hecha para la televisión. La continuación llegó con The Pacific, serie de 10 episodios que se trasladaba al campo de batalla japonés.

No todo van a ser series extranjeras. El producto nacional también cuenta con joyas para ver de un tirón como Crematorio. Es otra de esas series que todo serieadicto debería ver al menos una vez en la vida y que cuenta con la ventaja de ser ‘corta'. Ocho episodios que rondan los 50 minutos cada uno. Está ambientada en los noventa y tiene como protagonista a Rubén Bertomeu (Pepe Sancho), un constructor de ambiciones desmedidas y  escrúpulos mermados.

Estrenada hace poco en abierto en España con motivo del 25 aniversario de la caída del Muro de Berlín, esta producción alemana se convirtió en todo un fenómeno el pasado año. El boca a boca y las buenas críticas la convirtieron en una de las sorpresas de la temporada. Hijos del Tercer Reich arranca en el verano de 1941 en Berlín con cinco amigos como protagonistas. Contada desde el punto de vista del bando alemán, la calificada como ‘la Hermanos de sangre alemana' recorría la trayectoria de personajes tan distintos como dos soldados nazis, una aspirante a actriz, un judío y una enfermera durante la guerra.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias