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La oportunidad de ser rico y poderoso, al menos en la Web

Su creador define Erepublik como “un simulador económico entre el juego y la comunidad virtual”

BLANCA SALVATIERRA

El empresario francés Alexis Bonte se mueve con comodidad por comunidades virtuales y sitios de intercambio de información. El que fuera director general de Lastminute.com en Italia muestra con orgullo su última creación, Erepublik, un sistema a medio camino entre comunidad virtual y videojuego que aún se encuentra en fase de pruebas.

Erepublik es un mundo alternativo basado en un entorno web. Dentro de él los usuarios se relacionan entre sí con intención de satisfacer sus aspiraciones políticas, económicas y militares, creando así una historia propia. En este entorno, los ciudadanos tienen que desarrollar su economía, tanto la propia como la del país al que pertenecen, y levantar una sociedad que funcione, mediante la creación de instituciones políticas y compañías privadas (hay casi 1.600 empresas en el juego y casi 500 periódicos). 

Pese a tratarse de una creación conjunta entre España y Rumanía, la página de funcionamiento del sistema se encuentra en inglés. Como explica Bonte, se decidió que fuera así para darle un enfoque internacional, aunque los usuarios pueden crear sus propios foros externos a Erepublik, donde se agrupan por países. De hecho, el juego tiene ciudadanos activos en 43 países. Suecia es el país que mejor lo ha recibido. Le siguen Indonesia, Noruega, Italia y España.

Bonte se sintió atraído por los juegos de estrategia desde niño. Su idea era crear un título de estrategia con las mismas posibilidades que los juegos más conocidos, pero añadiéndole las posibilidades del modo on-line. Bonte se desmarca rápidamente de los títulos que, por su modo de juego, requieren que la persona esté varias horas al día dedicado a ellos. 'Quisimos que fuera una experiencia cotidiana de 15 minutos', aclara.

Cuando se le pregunta por las cifras de usuarios de Erepublik, después de que estallara la burbuja surgida en torno a comunidades como Second Life, Bonte exhibe abiertamente las estadísticas de su sistema: 'Tenemos 35.000 usuarios registrados y casi 15.000 de ellos son ciudadanos activos; y eso que aún no hemos abierto el acceso a todos los jugadores', expresa con satisfacción.

En cuanto al control que los creadores tienen sobre las actividades que tienen lugar en el juego, Bonte lo expresa con un ejemplo: 'Nosotros queríamos tener democracias en cada país, pero no hemos podido evitar que en el Pakistán de Erepublik haya una dictadura militar'; y añade: 'Sólo hemos intervenido al observar que en muy poco espacio de tiempo de funcionamiento del sistema se iba a producir una guerra mundial'.

Jugar por invitación

Erepublik, que se lanzará durante 2009, es un juego gratuito. Cuando sea público (ahora sólo está disponible bajo invitación, aunque a partir de julio ampliará el número de ellas), cualquier usuario podrá participar, sin abonar cuota alguna. El país virtual del usuario se rige con dinero local, que se consigue encontrando un trabajo en el propio mundo. Pero si se desea progresar rápidamente, adquirir un negocio o funciones de Gobierno (hay más de 100 partidos políticos), es necesario comprar gold con moneda real.

Según detalla Bonte, fue una decisión muy dura, ya que al principio la compra de gold con dinero real no existía. Cuando se comentó en el foro de la página que se iba a tomar esta decisión, no fue una medida bien recibida por los usuarios, ya que éstos argumentaban que sólo los jugadores con más dinero en el mundo real podrían progresar en el mundo virtual.

No obstante, Bonte y sus socios mantienen otra postura: 'Si somos nosotros los que vendemos el gold, lo controlamos'. El fin es que sólo se pueda comprar una cantidad pequeña y evitar así que los participantes vendan sus bienes de forma alternativa en eBay a otros usuarios.

Bonte trabaja ahora en el desarrollo de un sistema de niveles que ayude al usuario a marcarse unos objetivos, de forma que cuando participen en el juego, tenga un cometido concreto y no se sienta perdido, una circunstancia que decepcionó a muchos usuarios de Second Life.

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