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Novatadas en el país de "las bromas sanas"

ANNA FLOTATS

Hace tres semanas, Emilio (nombre falso) acabó ingresado en el hospital con un coma etílico tras beber cantidades ingentes de vino blanco contra su voluntad. Ese fue el regalo de bienvenida de sus nuevos compañeros del colegio mayor madrileño en el que empieza a vivir este curso. Como muchos otros jóvenes de 18 años, fue víctima de una novatada pre-universitaria. El hospital dio parte de lesiones y la madre del chico se plantea denunciar a los agresores.

El Partido Popular, que concede que 'las bromas sanas y el humor configuran la cultura española', presenta este miércoles una moción en la que propone colaborar en las sanciones y la prevención de estas conductas 'vejatorias, humillaciones, amenazas o simples maltratos'.

Cortes de pelo a traición, tartazos, duchas de agua fría a media noche, limpiezas bucales con la escobilla del váter o carreras sin ropa por los alrededores del colegio mayor son algunas de las bromas de mal gusto a las que los veteranos someten a los novatos antes de empezar la universidad. Todas ellas, regadas —en ocasiones violentamente— con la mayor cantidad de alcohol posible, lo que hace que muchas de ellas pierdan a veces toda la gracia.

Tanto es así que el Consejo de Colegios Mayores de España ha dado la voz de alarma en un comunicado que han respaldado 160 centros. En el documento, el consejo se compromete a 'implementar acciones, ya sean de carácter educativo, preventivo o sancionador, orientadas a eliminar tales prácticas del ámbito social y universitario'. Para ello, sugiere colaborar con los padres, las universidades, la Administración Pública y entidades privadas, además de defender a las víctimas 'poniendo a su disposición los instrumentos necesarios para su atención a todos los niveles que sean requeridos'.

Las novatadas —que 'se enmarcan en un contexto de silencio y clandestinidad' y fomentan 'una jerarquía entre quienes las imponen y quienes las sufren que rompe el principio de igualdad', reza el documento— se desarrollan a menudo durante los botellones que se llevan a cabo fuera del colegio mayor, por lo que estas instituciones tampoco tienen mucho margen de maniobra. Por ello, el consejo señala que para la erradicación de estas prácticas 'es imprescindible la colaboración tanto de los padres como de las diversas instituciones educativas, jurídicas y políticas concernidas'.  

El PP ha hecho suya esta preocupación, pero en su moción no propone ninguna acción concreta. 'Es evidente que obligar a consumir alcohol, ingerir comida para perro, beber vinagre, desnudarse, practicar botellón o provocar lesiones tiene poco de broma', señala el texto del PP —con mayoría en la Cámara Alta—, que acaba con un tímida propuesta de 'defender y proteger adecuadamente a las víctimas mediante la correcta atención psicológica, informativa e incluso policial'.

Este gesto del PP ha sido criticado tanto por el Sindicato de Estudiantes (SE) como por la Confederación Españolas de Asociaciones de Padres y Madres (Ceapa). Aunque ambos colectivos se manifiestan en contra de estas prácticas abusivas, ponen en entredicho el comportamiento del partido en el Gobierno al respecto. 'Las novatadas son un problema minoritario, en ningún caso son una cuestión de Estado, por lo que esta moción es un intento del PP para no tratar los verdaderos problemas de la educación', denuncia Ana García, secretaria general del SE, quien tacha de 'lamentable' y 'rocambolesca' la distracción mediática de los conservadores para ocultar lo realmente grave: 'Que hay muchos jóvenes que no pueden ir a la universidad ni pagar colegios mayores', concluye.

A Jesús Salido, presidente de la Ceapa, le sorprende que el PP apoye esta moción y a la vez elimine Educación para la Ciudadanía, 'una asignatura que fomentaba el respeto, la empatía y la formación', que es exactamente lo que se necesita para acabar con estas prácticas 'desproporcionadas y vejatorias', según Salido. 'El respeto a los demás no se trabaja con actos puntuales o campañas específicas, sino con educación en valores, de los tres a los 16 años, como propugnaba Educación para la Ciudadanía', concluye el presidente de la Ceapa.

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