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Unos 70.000 peregrinos rezan en Lourdes en conmemoración del 150 aniversario

EFE

Unos 70.000 peregrinos se reunieron hoy ante la Gruta de Lourdes para evocar la primera aparición de la Virgen a Bernadette en el lugar donde ocurrió hace 150 años.

El relato que Bernadette hizo en dialecto gascón de su primer encuentro con la dama de la gruta, el 11 de febrero de 1858, fue leído por sacerdotes en los seis idiomas del Santuario, que son los de los países o regiones de donde procede el mayor número de peregrinos: francés, italiano, español, alemán, inglés y holandés.

La joven describía una dama vestida de blanco con un cinturón azul, una rosa amarilla a los pies y un rosario del mismo color.

La dama, aquel 11 de febrero, se limitó a pasar las cuentas del rosario sin decir nada mientras Bernadette rezaba; no reveló ese día quién era, pero el fervor popular inmediatamente vio en esta aparición a la Virgen y a partir de ese día los peregrinos acompañaron a la joven a la gruta.

Hoy acudieron 70.000 para recordar aquella primera aparición, según fuentes del Obispado de Lourdes, que no esperaba tal afluencia, pues, aunque las apariciones de 1858 fueron entre febrero y marzo, debido a la meteorología y al calendario laboral la mayoría de las peregrinaciones tienen lugar entre abril y octubre.

El tiempo este año no ha sido un problema, está haciendo inusitadamente bueno para febrero (ayer se llegó a los 17 grados) y el sol lució durante las ceremonias al aire libre de hoy.

La luz dorada que bañaba el paisaje de montañas de Lourdes contribuyó incluso, junto con los coros y la música de órgano, a crear una magia muy apropiada para la ocasión.

Las conmemoraciones del 150 aniversario empezaron con una misa al aire libre concelebrada por 800 sacerdotes, 25 obispos y un cardenal y cantada en los seis idiomas.

En su homilía, el obispo de Lourdes y guardián de los Santuarios, Jacques Perrier, hizo un paralelismo entre el milagro de las bodas de Caná, el primero que realizó Jesucristo a instancias de su madre, y "Nuestra Señora de Lourdes".

"Igual que en Lourdes la Virgen ve nuestros anhelos -dijo-, en Caná María percibió" el problema de una familia e intercedió ante su hijo. Igual que allí, María dice: "Haced lo que Él os diga".

Por ello, añadió el obispo, "Lourdes es un lugar donde cada uno puede encontrar una razón para recuperar la confianza en Dios y en el Hombre... es una iglesia a cielo abierto".

La misa también fue a cielo abierto, al borde del río que pasa ante los santuarios pero en la ribera opuesta.

Después de la misa, los oficiantes se dirigieron en procesión y cantando el rosario hasta la gruta, precedidos por una cruz dorada y seguidos por los pendones bordados de muchas diócesis.

El mayor contingente de peregrinos ha acudido de Europa -principalmente de Italia- pues los peregrinos de ultramar suelen venir en verano. Unas 6 millones de personas visitan Lourdes cada año, y en este jubileo se espera que sean ocho millones.

Muchos españoles han venido desde el vecino País Vasco, como Blanca G., una mujer de San Sebastián de unos 70 años que contó que viene a Lourdes todos los 11 de febrero "porque tenemos una obligación con la Virgen" por los bienes concedidos, y añade: "Hasta ahora venía a pedir por otros, ahora vengo a pedir por mí".

No todos los visitantes de Lourdes vienen en peregrinaje, pero todo el que viene se comporta con respeto, según afirma monseñor Perrier, que llama la atención sobre el hecho de que aquí, con una docena de policías, se controla una congregación como la de hoy.

El visitante que viene a Lourdes, aunque no sea creyente, no viene a ver "un monumento sino un hecho religioso, aquí es lo único que hay que ver y ellos lo saben", añade Perrier.

"A Lourdes se viene a ver lo invisible", cuenta por su parte Alina Reyes, escritora conocida por su prosa erótica que acaba de publicar un ensayo sobre Bernadette.

Fuera de los santuarios el ambiente es más prosaico; en las tiendas de souvenirs se venden abanicos con la imagen de "Bernardita en su choza", botellas en forma de Virgen para llenarlos de agua de la gruta o cirios gigantes que hay que llevar a hombros entre dos.

"Es un dilema -cuenta Gerard, un comerciante local-, si vendemos souvenirs nos condenan, pero si la gente llega aquí y no puede llevarse ningún recuerdo se cabrea".

Lourdes, una ciudad de 15.000 almas con tres camas de hotel por habitante, ha adornado sus calles con banderas azules y blancas de la Virgen, pero, pese a los ruegos del Obispado, sólo la mitad de los hoteles han abierto para el jubileo: costaba demasiado reabrir fuera de temporada para unos pocos días.

Esta tarde se celebrará la procesión de la Eucaristía y, ya de noche, se rezará el rosario a la luz de los cirios.

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