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Abuelito dime tú

En el corazón de los Alpes, las granjas que se alquilan en el Tirol pueden resultar pefectas para unas vacaciones con niños. Dar paseos en bici o a caballo por las montañas, ordeñar vacas, hacer el pan o darse un chapuzó

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Esta región austriaca en la frontera con Alemania, Italia y Suiza es un lugar en el que las praderas, los bosques, las cascadas y los bucólicos pueblecitos conforman un perfecto entorno para unas vacaciones distintas.

El sol del verano, en estos parajes rodeados por las cumbres de los Alpes, invita a salir y disfrutar de las inmensas y verdísimas praderas en las que el ganado y el olor a heno nos reconcilian con la más elemental naturaleza. Todo esto, entre otra infinidad de cosas, es lo que se puede experimentar durante unas vacaciones en una granja del Tirol. Y es que pasar unos días en el campo, en una granja de montaña, es muy diferente a hacerlo en un gran hotel o en un impersonal complejo turístico.

Incluso nos podemos permitir el lujo de elegir. Hay granjas ecológicas, granjas pensadas especielmente para niños y bebés, o para montar en caballo e ir en bicicleta, granjas aptas para personas con movilidad reducida, y otras en las que celebrar seminarios o reuniones de trabajo.

Y luego están las montañas, las montañas del Tirol, omnipresentes y fantásticas para disfrutar de ellas con la infinidad de posibilidades que ofrecen. Perfectas para los amantes del senderismo o de la mountain bike, para descubrir los glaciares, las cimas y los prados de alta montaña.

Pero serán los niños quienes más disfruten. Pueden jugar al aire libre, inventar aventuras en plena naturaleza, jugar con los animales... En el patio de la granja pasarán la mañana sacando el estiércol, ordeñando las vacas o preparando mantequilla. Caballos y ponis también están a punto para practicar el western training o dar un delicioso paseo por los alrededores.

En las granjas pueden los niños aprender a hacer el pan, mientras nosotros nos apuntamos a un curso de cocina o a un taller sobre los diferentes tipos de plantas de alta montaña y sus correspondientes efectos terapéuticos. También la elaboración artesanal de arreglos florales es algo muy popular en la región.

Cada mañana, desde la granja, podemos explorar un sendero distinto, bañarnos en lagos y arroyos y hasta esquiar a pleno sol en el glaciar de Stubai. O incluso hacer una escapada a la ciudad de Innsbruck, capital del Tirol, con sus cúpulas barrocas, sus fachadas renacentistas y sus arcadas góticas que resumen en su casco histórico medieval 800 años de historia. O coger todos los bártulos y hacer excursiones de un día por valles tan idílicos como los de Zillertal, Pitzal, Kauner u Ötztaler.

La Oficina de Turismo de Innsbruck ofrece en verano a quienes se alojen en la ciudad o en cualquiera de las 25 aldeas de sus inmediaciones numerosas actividades gratuitas, como excursiones guiadas por las montañas a pie o en bici, así como descuentos en teleféricos, funiculares o en las típicas veladas tirolesas.

También su tarjeta Innsbruck Card permite utilizar los transportes públicos o el autobús panorámico The Sightseer, así como acceder de forma gratuita o a precio reducido a los principales museos y atracciones de la ciudad, además de otros alicientes interesantes para los niños como el zoo alpino o Los mundos de Swarovski, en Wattens, donde descubrir cómo se fabrican estos famosísimos cristales.




www.farms.at


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