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Las acusaciones de maltrato a sus subordinados persiguen a Gordon Brown

EFE

Las acusaciones de maltratos verbales y físicos a sus subordinados persiguen a Gordon Brown, justo en el momento en que el primer ministro británico se prepara para las próximas elecciones generales, que determinarán su futuro político.

Sólo un día después de que su portavoz y el propio líder laborista desmintiesen las acusaciones en ese sentido contenidas en el libro de un periodista de "The Observer", Downing Street (la oficina del primer ministro) ha retado a una organización que se ocupa de ese tipo de abusos a demostrar la veracidad de otras del mismo tipo.

La National Bullying Helpline, una organización que promete ayuda a los trabajadores sometidos a abusos de cualquier tipo, dijo haber sido contactada por personal de la oficina del primer ministro, que se quejó de su comportamiento.

La diputada Anne Snelgrove, secretaria particular de Brown para sus relaciones con el Parlamento, exigió a esa organización que demuestre que quienes presentaron las quejas fueron trabajadores del número 10 de Downing Street, informó hoy la BBC.

Según la directora de la National Bullying Helpline, Christine Pratt, en tres ocasiones durante los tres o cuatro últimos años su organización fue contactada en busca de ayuda por personas que trabajaban para el líder laborista.

"En los últimos meses nos han hecho preguntas trabajadores de la oficina de Gordon Brown. Algunos han descargado información (del portal de internet), otros han hablado con nosotros y yo misma he hablado con algunos de ellos", dijo Pratt.

La secretaria parlamentaria de Brown se preguntó por los motivos de Pratt para airear las quejas justo en este momento: " ¿Por qué hace público todo esto en lugar de contactarnos en privado si es que las llamadas que dice haber recibido eran auténticas?", se pregunta Snelgrove.

Según informa hoy el diario "The Guardian", pese a que esa organización insiste en que no es política ni busca publicidad, tiene como miembro de su patronato a la diputada conservadora Anne Widdecombe y en su portal de internet indica contar con el apoyo del aspirante "tory" (conservador) a primer ministro, David Cameron.

Este fin de semana, Gordon Brown se vio obligado a negar en una entrevista por televisión que, llevado por sus ataques de ira trate con brutalidad verbal y física a sus subordinados, acusaciones contenidas en el libro del periodista Andrew Rawnsley.

"Si me enfurezco...es conmigo mismo. Arrojo los periódicos al suelo o cosas así, pero eso de golpear, en absoluto", se defendió el líder laborista.

Según Rawnsley, los supuestos abusos verbales y ataques de ira de Brown han intimidado a su subordinados al punto de que el jefe del cuerpo de funcionarios, Gus O'Donnell, consideró oportuno echarle una reprimenda, algo que Downing Street ha negado tajantemente.

Rawnsley cuenta en su libro diversos incidentes de momentos de impaciencia o de ira de Brown en los que bien agarró por la solapa a algún subordinado, echó violentamente de su asiento a una mecanógrafa para ponerse el mismo al teclado o insultó a alguno de sus colaboradores que le había preparado una reunión con embajadores europeos.

Un ex asesor de Brown que no quiso dar su nombre confirmó a "The Guardian" las acusaciones de abusos verbales del primer ministro: "Nadie que no haya trabajado directamente con él puede estar al tanto de sus ataques de ira, pero es algo que hay que aguantar diariamente".

"Padece paranoia en grado extremo, es incapaz de aceptar su propia responsabilidad y echa siempre la culpa a otros", dijo el asesor, según el cual "no trata de convencer sino que quiere imponerse intimidando, y cuando más confía en uno, más explosivo es su comportamiento", dijo la fuente.

El portavoz para Asuntos Exteriores de la oposición conservadora, William Hague, dijo a la emisora Sky News que esas acusaciones demuestran que Brown "no está hecho para el puesto" de primer ministro.

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