Papel complejo el de Inés Sabanés (Lleida, 1953) en esta comisión de investigación del espionaje: defender con uñas y dientes la posición de IU, ocupar el espacio, no sucumbir a la furia bipartidista. Y lo ha logrado, dice. 'Y todo en medio de una agresión a la democracia como nunca había visto en mis años de vida política'.

¿Quedará la sospecha?

Las cosas no tienen retorno. La gestión que ha hecho Esperanza Aguirre de esta comisión ha sido tan sectaria, con un cerrojazo tan violento, que siempre le perseguirá el manto de la sospecha. Cree haber ganado y convencido, pero no ha engañado a nadie. Ha rozado el ridículo.

¿Dio un salto en el vacío?

Ya está en el vacío y no se da cuenta. Ha dado un paso definitivo que mutila sus expectativas a nivel nacional en el PP. Esta comisión marcará un antes y un después en su carrera.

¿Por qué la Comunidad pudo espiar a políticos?

Pudo tener móvil político, pero no es una mera batalla interna. Hay dossiers sobre adjudicaciones, una guerra de poder. Las prisas muestran que se quiso minimizar daños. Pero reconocen así que los hechos no afectan a una sola consejería, sino a todo el Ejecutivo.

Son 'falsos' algunos partes, según el PP. ¿No resta veracidad a todos ellos?

Justificación prefabricada. ¿En qué se basa, en El Mundo? Si son falsos, analicémoslo, sigamos investigando.

El PP habla de 'montaje'.

Hay que tener valor para argüir eso. Que tenga cuidado con lo que dice y lo que filtra.

¿El espionaje interesa a los ciudadanos, les importa?

Los espionajes son síntoma de gobiernos deteriorados, que recurren a la prepotencia, a pisotear la dignidad democrática. Claro que importa.

¿Qué le ha parecido más escandaloso, flagrante?

¿Lo más barriobajero? Culpar a los supuestos espiados.

¿Rajoy se ha rendido?

Igual sabe que ella ha perdido. Rajoy espera. El baile no ha hecho más que empezar.