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Al menos 25 muertos en un atentado suicida en Pakistán

Reuters

Un atentado suicida contra una procesión musulmana chií en la ciudad paquistaní de Karachi provocó la muerte de al menos 25 personas el lunes, en el último de una serie de ataques que han matado a centenares de personas en el país.

El atentado, el tercero en la mayor ciudad de Pakistán en el mismo número de días, puso de relieve los múltiples retos de seguridad que afronta el país.

El país, un aliado de EEUU con armamento nuclear, lucha contra milicianos vinculados a Al Qaeda y es presionado por Washington para que contribuya a estabilizar el vecino Afganistán, donde la insurgencia talibán aumenta.

La bomba explotó al finalizar una procesión por la Ashura, la fecha más sagrada del calendario chií, pese a la presencia de miles de fuerzas policiales que estaban en máxima alerta.

El ministro del Interior, Rehman Malik, dijo que al menos 25 personas murieron y 50 resultaron heridas en Karachi, un importante punto de tránsito para militares y suministros hacia Afganistán para las tropas de Estados Unidos y la OTAN que luchan contra la insurgencia.

Malik dijo que los extremistas querían desestabilizar Pakistán.

"Quien sea que haya hecho esto, no puede ser un musulmán. Es peor que un infiel", dijo a periodistas.

Las imágenes de televisión mostraron una gran nube de humo sobre el lugar del incidente y algunos reporteros indicaron que unos creyentes enfurecidos atacaron a periodistas y policías e incendiaron tiendas y vehículos.

El jefe de la policía de Karachi, Wasim Ahmed, hizo un llamamiento a la calma y dijo que se había hallado la cabeza del suicida.

La Ashura es la décima jornada de un periodo de luto de 40 días durante el primer mes del calendario islámico, Muhárram, que conmemora la muerte del Imán Husein, nieto del profeta Mahoma, que murió en una batalla en el año 680 d.C. en la ciudad iraquí de Kerbala.

Las procesiones de la minoría chií a menudo son atacadas por milicianos de la mayoría suní.

El presidente de Pakistán, Asif Ali Zardari, ha prometido poner fin al derramamiento de sangre, pero los extremistas han atacado con bombas varias ciudades desde que el Ejército comenzó una importante ofensiva en su bastión de Waziristán del Sur a mediados de octubre.

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