Al menos quince personas murieron hoy, la mayoría en la provincia central de Homs, por la represión de las fuerzas del régimen de Bachar al Asad en Siria, informaron los grupos de la oposición.

Los Comités de Coordinación Local destacaron que el número de fallecidos en Homs, uno de los principales bastiones opositores, ascendió a once personas, aunque la Comisión General de la Revolución Siria rebajó esa cifra a siete.

Asimismo, hubo víctimas en la provincia norteña de Idleb y en las afueras de Damasco, aseguraron ambas organizaciones.

La Comisión agregó que, además, se registraron dos muertos en la provincia de Deraa, en el sur.

El pasado viernes por la noche, Homs fue escenario de un bombardeo de las fuerzas del régimen, que perpetraron -denunció la oposición- la mayor masacre desde el inicio de las protestas, que dejó entre 147 y 260 víctimas mortales, según distintas fuentes.

Ayer, Rusia y China vetaron una resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU para dar una salida a la crisis en Siria mediante el apoyo al plan de transición de la Liga Árabe, que estipula que Al Asad traspase sus poderes al vicepresidente y que se forme un Gobierno de unidad nacional.

El Consejo Nacional Sirio (CNS), la principal organización opositora del país, calificó ese veto de "una autorización al régimen de Damasco para asesinar".

Entretanto, en El Cairo, el enviado japonés para Oriente Medio, Yutaka Iimura, reiteró hoy el llamamiento de su país al régimen sirio para que detenga la violencia inmediatamente y responda a la iniciativa árabe para resolver la crisis, tras una reunión con el secretario general de la Liga Árabe, Nabil el Arabi.

Desde que comenzó la revuelta contra el régimen sirio en marzo pasado, más de 5.000 personas han perdido la vida por la represión gubernamental, según datos de la ONU, aunque los opositores señalan que las víctimas mortales superan las 7.000.