Público
Público

Con Alemania llegó el fútbol y empezó el Mundial

Reuters

Por Carlos Castellanos

Después de tres días y ocho partidos de Mundial, nuestra paciencia se vio recompensada y se hizo la luz; tras una acumulación de mediocridad y, sobre todo, de miedo, el entrenador de Alemania Joachim Löw abrió la ventana y por ella entró su selección como una brisa de aire fresco.

Atrás quedó la incapacidad y el peso de la responsabilidad que atenazó a Sudáfrica; la falta de ideas de México; la lentitud y parsimonia de Francia; el temor a adelantar a sus jugadores de Uruguay; las promesas incumplidas de Argentina; la ausencia de temple de Nigeria y Ghana; la inoperancia de Grecia, el aburrimiento y ausencia de remate de Eslovenia y Argelia; la escasa calidad de Inglaterra; las limitaciones técnicas de EE.UU; la excesiva dureza de Australia; y el conservadurismo de Serbia. Sólo se salvan Corea del Sur y, por supuesto, Alemania.

Los coreanos hicieron el mismo fútbol de siempre, empeñado en atacar con velocidad y aprovechamiento del ancho del campo, pero sus jugadores no son de primer nivel y el rival que tuvieron delante puso todas las facilidades para que se llevaran la victoria.

Alemania, sin embargo, que ganó 4-0 a Australia, fue otra historia. Con Alemania llegó el fútbol y empezó el Mundial. El equipo de Joachim Löw dio buenas sensaciones en los partidos de preparación, con una colección de jugadores de talento y velocidad; una mezcla de juventud y experiencia; y un equipo que mostró buenos movimientos, particularmente en ataque.

A pesar de algunas interrogantes respecto a su defensa, Alemania dejó claras sus intenciones desde el primer momento. Su flexibilidad y, especialmente, las llegadas desde segunda línea rompieron repetidamente la retaguardia australiana. Las rápidas combinaciones cerca del área rival dieron una vistosidad y eficacia que no se veía en una selección alemana desde los años 70.

Bastian Schweinsteiger y Sami Khedira fueron el pulmón germano en el centro del campo, siempre bien colocados para recibir la pelota y los encargados de dar un buen comienzo a las jugadas de ataque.

En los extremos, Thomas Müller confirmó que está destinado a ser uno de los elementos importantes del equipo gracias a su facilidad para el regate y visión de juego, mientas que el flanco izquierdo tuvo la fuerza y contundencia de Lukas Podolski.

Como de costumbre, Miroslav Klose reserva su mejor juego y capacidad goleadora para los Mundiales y en la media punta, Mesut Ozil fue un conductor inteligente y vivaz que quiso estar en todas las jugadas de ataque y abrió huecos en la defensa australiana constantemente.

Alemania ha presentado su candidatura al título, aunque llegarán pruebas más duras que la planteada por los australianos. Ahora queda por ver lo que ofrecen Holanda, Brasil, España, Italia y Costa de Marfil. Por el momento, podemos dar gracias a Alemania por poner en marcha de verdad el Mundial de Sudáfrica.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias