La economía alemana crecerá un 3% este año, y no un 2% como estaba previsto. Así lo comunicó hoy por la mañana el Banco Central de Alemania, Bundesbank, en su boletín mensual. La entidad presidida por Axel Weber constata la existencia de 'signos crecientes' de que la recuperación de Alemania es 'cada vez más autosuficiente'.

Esto significa que el motor de la economía europea vuelve a rugir, por lo que la euforia no se hizo esperar en los mercados. Los principales índices bursátiles celebraron la noticia con fuertes subidas, pero la euforia duró poco. La recuperación europea queda en segundo plano ante las nuevas evidencias de que la de EEUU pierde fuelle.

Apenas se publicaron los datos macroeconómicos, los números rojos volvieron a dominar todas las bolsas. Los disgustos al otro lado del Atlántico comenzaron por el lado de la evolución del empleo. Las peticiones semanales de ayudas por paro aumentaron en 12.000 personas, hasta 500.000 (la cifra más alta desde mediados de noviembre).

Peor aún fue el dato de actividad manufacturera de la Reserva Federal de Filadelfia. Este indicador, que toma la temperatura de la actividad empresarial en la costa este del país, cayó hasta los 7,7 puntos negativos, frente a los 5,1 positivos que había registrado el mes anterior, y frente a las previsiones que lo situaban en siete puntos positivos. Su retroceso es más alarmante aún, ya que cuando este indicador baja de cero, indica de nuevo la contracción de la actividad.

El dinero huyó de la renta variable en busca de los refugios tradicionales. El Ibex 35 cerró con una caída del 1,47%, hasta los 10.238 puntos e incluso así fue el índice que mejor aguantó el envite de los malos datosamericanos.

En el mercado de bonos, la rentabilidad del bono alemán a diez años (refugio tradicional en momentos de inestabilidad) marcó mínimo histórico en 2,31%. El diferencial con España se amplió hasta los 173 puntos básicos, frente a los 168 del miércoles.