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Alemania y Francia escenifican su unidad contra la emisión de eurobonos

EFE

La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, escenificaron hoy la unidad del eje franco-alemán, al oponerse conjuntamente a la emisión de eurobonos y rechazar las críticas vertidas en su contra a este respecto.

Ambos dirigentes abogaron, en cambio, por "avanzar" en la "convergencia", la "armonización" y la "coordinación" económica y fiscal de la Unión Europea (UE) para resolver la presente crisis de deuda de la zona del euro y evitar futuros tormentas financieras, y por que cada país consolide sus cuentas públicas.

"Nosotros estamos a favor de ahondar en la responsabilización de los estados en lugar de desresponsabilizarlos", argumentó Sarkozy en la rueda de prensa común que siguió a un encuentro bilateral de los dos líderes en Friburgo (suroeste de la Alemania).

Con respecto a las críticas de "antieuropeísmo" que han recibido ambos países en los últimos días, Sarkozy aseguró que nadie podía acusar de "egoísmo" a Alemania y Francia, que son los mayores contribuyentes de la UE.

Estas acusaciones han estado encabezadas por el presidente del Eurogrupo y primer ministro luxemburgués, Jean Claude Juncker, que llegó a tachar a Berlín de simplista y "antieuropeo" por descartar, de entrada, la emisión de títulos de deuda comunes.

Para ratificar el "compromiso" y "solidaridad" de Francia y Alemania con la Eurozona y la moneda común, el presidente francés subrayó que "el euro es una parte innegociable de Europa" y, en consecuencia, de "ambos países".

Merkel, por su parte, aseguró que Alemania está dispuesta a hacer "todo lo que esté en su mano" para ayudar a la moneda común y a los países más endeudados de la zona del euro.

No obstante, la canciller negó de forma indirecta la viabilidad de los eurobonos en el contexto económico y legal actual, aunque no los descartó a medio o largo plazo.

Sarkozy alegó asimismo que "ninguno de los dos (dirigentes) fueron consultados" antes de que se lanzase públicamente la propuesta de emitir títulos de deuda comunitarios y que, en consecuencia, no pudieron dar su opinión.

Alemania y Francia son los dos países de la eurozona con unas cuentas públicas más saneadas, mientras los mercados han castigado a los países del euro más endeudados, como Portugal, España, Italia y Bélgica, tras los rescates a Grecia e Irlanda.

Merkel y Sarkozy aseguraron asimismo que uno de los temas fundamentales de la agenda europea en la actualidad es estudiar el mecanismo comunitario de rescate financiero de carácter permanente que a partir de 2013 tiene que sustituir al sistema de ayudas provisional ideado tras las crisis griega.

En este sentido, Merkel aseguró que éste va a ser uno de los dos "asuntos clave" de la cumbre de líderes de la UE que se celebrará la semana que viene en Bruselas.

"Debemos convertir el sistema de ayudas en un mecanismo permanente. La eurozona debe aportar una respuesta estructural", afirmó Sarkozy.

La canciller alemana consideró asimismo que no hay razones para ampliar el actual fondo de rescate europeo, dotado con 750.000 millones de euros, ya que cuenta con recursos sobrados para atender las necesidades de Grecia e Irlanda, los dos únicos países que han recurrido a él.

El otro gran asunto del Consejo Europeo de la próxima semana será, en palabras de Merkel, la estrategia comunitaria para volver a la senda del "crecimiento económico" tras las "dificultades estructurales" y las "reestructuraciones" derivadas de la crisis.

Merkel y Sarkozy se reunieron en el marco de las consultas franco-alemanas semestrales, que incluyeron también a una decena de ministros y trataron distintos temas de interés común.

Entre estos asuntos, ambos dirigentes destacaron el afán bilateral por estrechar su cooperación económica y fiscal, aprovechando la relación "buena" y "muy intensa" que disfrutan actualmente ambos países, en palabras de Merkel.

La canciller alemana indicó en este sentido que Berlín "apoyará fuertemente" a París como anfitrión y organizador de las próximas reuniones del G8 y el G20, donde se debe ahondar en la recuperación económica y la nueva arquitectura financiera global.

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