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Antonio Orozco, "imperfecto" y más feliz que nunca, se recompone

EFE

Antonio Orozco vive actualmente "el mejor momento" de su vida tras un "proceso de recomposición" personal y musical que ha quedado reflejado en su último disco, "Diez", un recopilatorio con el que conmemora una década de carrera, a la que el artista pone nota: "Siempre imperfectos".

"Diez" (Universal Music), que se publica el próximo martes, "no es un recopilatorio al uso", advierte en una entrevista con Efe su autor. "Muchas de esas canciones fueron éxitos radiados, pero hay otras que no tuvieron su espacio entonces y el público se lo dio, como es el caso del single, 'No Hay Más'", detalla Orozco.

Joyas ocultas y viejos éxitos como "Devuélveme la vida" se entrecruzan así en el listado de temas de este disco, el sexto de su discografía, que comenzó a gestarse hace año y medio, una década después de que se publicara su debut, "Un reloj y una vela" (2000).

"Basándome en los conciertos, las hemos reconstruido, las peinamos, las maquillamos y las hicimos un lifting", explica el músico sobre el proceso de recomposición al que sometió sus canciones y también su vida misma.

"He pasado mucho tiempo solo, he tenido mucho tiempo para pensar", dice Orozco, que se ve "en el mejor momento" de su vida tras "cargar las pilas" con este disco y su nueva gira, con todas las entradas vendidas para la cita de Barcelona del próximo día 12.

"Me preguntan si no es demasiado pronto para celebrar un aniversario, pero, tal y como van las carreras, no será muy pronto, sino muy tarde", dice jocoso el cantante, que ha pasado de sus clásicos "acordes melancólicos" para facturar un disco "lleno de luz".

En "Diez" tampoco le acompañan celebridades como Malú o Lucie Silvas, pero sí hay un dúo importante junto a su hijo de 3 años, que cantó en el tema principal del disco, aunque reconoce que no le gustaría que se dedicara a la música.

"Yo me las he visto de todos los colores y es un camino difícil", explica.

Atrás deja decepciones. "Las más grandes han sido con amigos de toda la vida", revela.

Y malas experiencias. "Me tocó muchísimo la moral el estilismo de 'Semillas del silencio' (2001)", reconoce Orozco, que rememora "conversaciones sin sentido" a este respecto, lo que le llevó a declarar con su siguiente disco, "El principio del comienzo" (2004), que aquel era su auténtico estilo.

"Habrá aspectos en los que todos podamos mejorar, pero me toca los cojones que me digan lo que tengo que hacer", dice sin remilgos.

Más allá de los sinsabores, han sido años de oportunidades y éxitos, como el de "Devuélveme la vida", que en su opinión ha "revisitado para ponerla en una situación más poderosa".

Los últimos años, además, le ofrecieron la oportunidad de dirigir su mirada a Latinoamérica, un continente que -dice- le ha transformado. "La forma de escribir las letras es tan diferente, que al final te termina componiendo. Yo he aprendido mucho en México, hay muy buenos autores", cuenta.

Junto a Juanes, al que acompañó como telonero por 17 conciertos en EEUU en el "P.A.R.C.E. Tour", vivió "un nuevo comienzo" y ahora no descarta una futura colaboración, cuando el colombiano concluya su propio "proceso de recomposición".

De todo ello, la valoración final de su carrera a día de hoy le da una nota media de aprobado, no de diez -dice-, pero sí de "un 5,5 o un 6".

"La perfección es un coñazo, siempre imperfectos", se ufana.

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