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Árabes-israelíes protestan por la elección para Eurovisión

Reuters

Eurovision podría no parecer el prisma obvio mediante el cual observar las relaciones palestino-israelíes, pero el de este año es elocuente.

Israel, que ha ganado el concurso tres veces desde que empezó a competir en 1973, se lo toma muy en serio, gozando de la distinción de aparecer en un club pan-europeo que le ofrece la posibilidad de promocionarse ante un público estimado en 500 millones de espectadores.

Con ese precedente, este año decidió ingresar un dúo para el evento que se realiza en Moscú en mayo: Mira Awad, un árabe israelí cristiano, que actuará junto a Achinoam Nini, un cantante israelí judío conocido como Noa.

El anuncio fue realizado por la Autoridad de Teledifusión Israelí mientras Israel avanzaba con su ofensiva de tres semanas contra Hamás en la Franja de Gaza. Algunos periódicos mostraban las noticias de Eurovisión en sus portadas.

No pasó mucho tiempo hasta que algunos artistas e intelectuales árabe israelíes empezaron a expresar su reprobación.

La participación de Awad fue una especie de fachada para Israel, escribieron en una carta abierta a la actriz, diseñada para hacer que el país luzca "democrático, iluminado y amante de la paz" cuando está librando una sangrienta guerra en Gaza.

"El Gobierno israelí los está enviando a Moscú como parte de su máquina propagandística que está tratando de crear la apariencia de una 'coexistencia' entre árabes y judíos bajo el cual lleva a cabo la masacre diaria de civiles palestinos", decía la carta, publicada en el sitio web ynetnews.com.

"Su participación en Eurovision equivale a participar de la máquina propagandística israelí (...) Por favor Mira, por los niños de Gaza y por el futuro de cada niño en esta tierra -árabes y judíos- no seas cómplice de esta máquina de matar", decía la carta.

Ni Awad ni Nini han formulado comentarios sobre la carta, firmada por una serie de escritores, poetas y dramaturgos, pero la Autoridad de Teledifusión Israelí (IBA por su sigla original) defendió al dúo.

"El concurso de Eurovision no es, y nunca ha sido, un acontecimiento político", dijo la IBA, en un comunicado que podría sorprender a los que han seguido el concurso.

La política claramente tiene un papel cuando se trata de países del este y centro de Europa, quienes generalmente votan por el otro.

"La decisión del comité es profesional y además manifiesta una visión de optimismo y aspiración de coexistencia más allá de la política", dijo la autoridad.

CANTAR O NO CANTAR

La controversia radica en gran parte en el papel que desempeñan los israelíes árabes en Israel, una comunidad de alrededor de 1,6 millones de musulmanes y cristianos, quienes representan casi 20 por ciento de la población.

Compuesta por palestinos y sus descendientes que se quedaron en Israel después de que la guerra que acompañó su fundación en 1948, los israelíes árabes ocupan una suerte de zona gris.

Apenas interactúan con la mayoría en un Estado que se define como judío y están marginados social, económica y políticamente.

"Hay una sistemática deslegitimización de nuestra ciudadanía, ha existido durante años", dijo Jafar Farah, el director del Centro Mossawa, un grupo de defensa de israelíes árabes, a quienes Farah prefiere llamar ciudadanos palestinos de Israel.

"Hemos quedado totalmente excluidos de los medios. Estamos marginalizados políticamente en nuestra ciudadanía. Vivimos en una falsa democracia, una democracia judía que en cualquier caso tratará de excluirnos", dijo Farah a Reuters.

Los israelíes árabes admiten que hasta cierto punto y por razones políticas ellos se marginan a sí mismos --muchos boicotean elecciones-- lo que significa que la comunidad termina con menos influencia política.

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