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La arqueología reinventa el pasado inca

Hallazgo clave en la selva peruana

GONZALO DOMÍNGUEZ

Las investigaciones históricas y arqueológicas del pasado de la América prehispánica han avanzado en los últimos 12 meses más que en muchos años. Favorecidos por una mayor inversión estatal y un creciente interés en el tema, los hallazgos arqueológicos han permitido profundizar en el conocimiento que tenemos sobre estas sociedades.

El campo de las sociedades de la América andina tampoco ha sido ajeno a ese avance general de la ciencia histórica. El pasado mes de febrero, un grupo de arqueólogos del Ministerio de Cultura de Perú descubrió en el sitio arqueológico de Espíritu Pampa, departamento de Cuzco, la tumba de un señor de la civilización wari. Este hallazgo fue equiparado por los expertos peruanos, no sin cierto asomo de patriotismo, con el del Señor de Sipán o incluso con el de Machu Pichu.

El complejo funerario, en el que aparecieron en total nueve cuerpos, permite conocer una cultura, la wari, cuya influencia y presencia en estas tierras era prácticamente desconocida. La ciudad fue ocupada tras su abandono por los incas y fue, de hecho, el último lugar de refugio al que acudieron. Por ello, cuando comenzaron las excavaciones, los científicos sólo esperaban encontrar en el yacimiento restos incaicos menores.

Arqueólogos del Ministerio de Cultura peruano han encontrado un yacimiento wari que prueba la influencia que este pueblo tuvo sobre los incas

En las tumbas aparecen ajuares funerarios con los bienes más preciados de los inhumados. En total, los arqueólogos han encontrado 223 cuentas de plata y 17 cuentas de oro. En la fosa del Señor de Wari encontraron los arqueólogos una máscara funeraria y un pectoral en forma de Y, ambos de plata, junto con dos brazaletes de oro, dos báculos y diversas armas.

Los restos aparecidos hasta ahora se corresponden con la primera campaña de excavación, en la que tan sólo se ha desenterrado una parte del área que se calcula debía ocupar la ciudad. Los datos que se extraigan de las futuras campañas de excavación confirmarán o desmentirán la importancia del yacimiento.

La certeza de que la ciudad fue después ocupada por los incas, quienes la ampliaron y renovaron, permite de-sarrollar la teoría de que la cultura wari tuvo una importancia capital en el desarrollo de esa civilización. La hipótesis se fundamenta en el tipo de sociedad desarrollada por los waris, una civilización guerrera que sustituyó en el área andina a los chavín, cultura que basaba su dominación en la religión. Los incas, herederos cronológicos en la región, también heredaron de los waris su estilo de dominación.

Esta ciudad wari confirma una expansión geográfica mucho mayor de lo que se pensaba hasta ahora, suponiendo también la presencia de habitantes en la selva. La ciudad más grande relativa a esta civilización está situada a 25 kilómetros de Ayacucho, en el Perú actual. Esta ciudad, que además da nombre a la cultura, debió llegar a las 2.000 hectáreas durante el siglo XI, alcanzando los 70.000 habitantes, y contaba con sistemas de canalización, drenaje y una arquitectura muy peculiar. El mayor enigma que todavía queda por desentrañar de los waris es la razón por la que esa y otras ciudades fueron abandonadas repentinamente en el siglo XIII.

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