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El atletismo pretende curarse de su adicción a Bolt

EFE

Convertido en un deporte casi unipersonal desde la triple explosión de Usain Bolt en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, el atletismo se propone recuperar en los Mundiales de Daegu su carácter multidisciplinar aprovechando una cierta relajación del jamaicano.

Dos años acaparando títulos mundiales y olímpicos con récords mundiales estratosféricos elevaron a Bolt al rango de semidiós de los estadios, objeto de casi el 50 por ciento de los artículos publicados sobre atletismo en los años 2008 y 2009.

Han bastado otros dos años de resultados y marcas "humanas", incluida una insospechada derrota en 2010, la primera en dos años, ante el estadounidense Tyson Gay, para que los medios de comunicación empiecen a repartir juego, dirigiendo su foco a otros atletas que durante esas dos temporadas quedaron reducidos al silencio.

El propio Bolt es consciente del peligro que supone la concentración de todas las miradas en su persona, por egregia que pueda parecer. "Si me viese implicado en un caso de dopaje, podría ser el fin del atletismo", comentaba recientemente en una de sus múltiples entrevistas.

Bolt ha venido acaparando de tal modo los espacios deportivos en los medios, que figuras hasta hace poco no menos rutilantes como Kenenisa Bekele, Haile Gebreselassie o Yelena Isinbáyeva quedaron relegadas a posiciones muy secundarias.

En "El Nido" pequinés, nombre pintiparado para un estadio donde echó a volar el hasta hoy más grande velocista de todos los tiempos, Bolt batió los récords mundiales de 100 y 200, por hablar sólo de pruebas individuales, y en los Mundiales de Berlín, en el mismo estadio Olímpico donde Jesse Owens construyó su leyenda con cuatro medallas de oro olímpicas en 1936 (100, 200, 4x100 y longitud), repitió su triplete de los Juegos, rebajando por idéntico margen de 11 centésimas los récords mundiales para dejarlos en 9.58 y 19.19.

En Daegu no piensa batir ningún récord, o al menos eso pensaba una semana antes de los Mundiales. "Con ganar los 100 metros en 9.7 ya estaría muy bien", adelantó Bolt, pero nadie es capaz de calcular cuál puede ser su reacción si su compatriota Asafa Powell, el más rápido del año (9.78), le disputa enconadamente la victoria.

La 13 edición de los Mundiales ha batido ya un récord antes de su comienzo: 202 países, uno más que en Sevilla'99, que tenía el tope anterior, estarán representados por 2.000 atletas en Daegu, una ciudad de 2,5 millones de habitantes desparramada entre montañas.

La Federación Internacional (IAAF) calcula que una cifra acumulada de 8.000 millones de telespectadores seguirán la competición a lo largo de los nueve días de programa.

No habrá novedades significativas en el diseño de los campeonatos, pero la IAAF sigue apostando por acercar el atletismo a los espectadores. Como en Berlín 2009, los dos maratones se disputarán fuera del estadio, en el centro de la ciudad, y también se sacarán del recinto principal las tres pruebas de marcha.

Los Mundiales de atletismo atienden por tercera vez la llamada de Oriente. Las dos anteriores tuvieron por sede Japón (Tokio'91 y Osaka 2007). Ahora recalan en el país que organizó los inolvidables Juegos Olímpicos de Seúl, que pasarán a la historia como el estallido de la guerra contra el dopaje. El canadiense Ben Johnson, entonces héroe de las pistas, fue la primera víctima ilustre.

José Antonio Diego

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