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La banca española lastra la salida de la recesión

El crédito a las empresas sigue cayendo en picado, pese al saneamiento financiero sufragado por los contribuyentes

VICENTE CLAVERO

La ingente cantidad de dinero destinada al saneamiento de la banca española (ya se dan por perdidos al menos 40.000 millones de euros) no ha servido de momento para alcanzar el objetivo teóricamente perseguido por el Gobierno: la reactivación del crédito. Antes al contrario, las entidades financieras cada vez conceden menos préstamos, sobre todo a las empresas, y en particular a las medianas y pequeñas, de las que en última instancia depende la creación de empleo.

Según datos oficiales, el saldo vivo del crédito al sector privado sumaba 1,47 billones de euros al cierre de agosto, frente a 1,63 billones contabilizados en el mismo mes del año anterior, lo que equivale a una disminución del 9,8% en términos relativos. Ni siquiera los países que se encuentran formalmente intervenidos están sufriendo una caída similar a la de España: el que más se acerca es Portugal, con un 5,5% en julio, y para el conjunto de la zona euro el descenso no llega al 2%.

Del total del crédito al sector privado, las empresas absorbían 669.000 millones de euros, con un retroceso del 9,4% respecto a agosto de 2012. Si se toman como referencia los 950.000 millones de euros que las empresas españolas tenían prestados en 2009 y que marcaron el máximo histórico, el desplome es realmente espectacular: nada menos que el 29,5%.

Hay, sin embargo, una circunstancia nada desdeñable y es que la banca nacional está siendo bastante más cicatera con el crédito a las empresas que las entidades extranjeras que operan en España. Sumando las cifras de una y otras, resulta un total de 1,078 billones de euros en agosto, y eso significa que el saldo vivo de estas últimas rondaba los 415 millones de euros, 30 millones más que un año antes.

Nada tiene de particular, por ello, que la falta de crédito sea el principal problema para una de cada cuatro pequeñas y medianas empresas españolas, proporción que baja hasta el 16% en el conjunto de la zona euro. Según una encuesta realizada recientemente por el Banco Central Europeo (BCE), sólo Grecia arroja un dato peor.

La sequía del crédito afecta también a las familias, con una caída del 4,4% en agosto, que situó el saldo vivo en 806.000 millones, el volumen más bajo desde marzo de 2007, es decir, desde antes de que estallara la crisis. Esa reducción se extiende tanto a los préstamos hipotecarios, que se encuentran bajo mínimos, como a los que no están destinados a la compra de vivienda, que habían repuntado ligeramente en julio.

La banca nacional suele atribuir la deprimida situación del crédito en España a la ausencia de una demanda 'sana', aunque se trata de un pretexto que el comportamiento de las entidades extranjeras -donde se superan holgadamente los niveles de 2012- echa por tierra. Los expertos consultados consideran que, en realidad, los bancos nacionales siguen más preocupados por preservar sus balances que por hacer que la economía crezca, cosa difícil mientras no haya dinero para inversiones.

Las empresas, por su parte, se quejan de que los tipos de interés son disuasorios a la hora de plantearse la solicitud de un préstamo y no se explican que incluso el Instituto de Crédito Oficial (ICO) los haya mantenido hasta hace poco cerca del 4%. '¿Cómo vamos a competir, por ejemplo, con los alemanes, si ellos se financian un 70% más barato que nosotros?', se preguntan fuentes empresariales.

La verdad es que el papel del ICO no está siendo muy brillante, según todos los medios consultados, y la mejor prueba de ello radica en que, de los 22.000 millones disponibles para el primer semestre de 2013, sólo se concedieron créditos por importe de 4.300. Sus dirigentes admiten la existencia de retrasos en la puesta en marcha de las líneas de financiación, pero explican que el número de solicitantes está siendo menor de lo previsto. 'Es normal', explican las fuentes empresariales consultadas, 'porque no resulta más fácil obtener un crédito ICO y, por si fuera poco, hay que hacer un mayor papeleo'.

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