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Barroso carga contra Merkel por los eurobonos

Bruselas propone forzar a los países a pedir rescates o enmendar sus presupuestos

D. BASTEIRO / P. BAELO

Acosado por sus críticos más europeístas, que recientemente le amenazaron con una moción de censura en la Eurocámara, José Manuel Durão Barroso decidió ayer retar al veto alemán a la creación de bonos de deuda europea. Antes incluso de que el presidente de la Comisión lo hiciese en Bruselas, Angela Merkel desplegó un duro alegato en Berlín en contra de los eurobonos, defendidos por numerosos economistas y países del euro como el método de protección perfecto ante la especulación.

Ayer, la férrea oposición de la canciller, que ha reiterado su oposición en los últimos días y que ayer fue secundada por sus aliados más fieles, consiguió desestabilizar al presidente de la Comisión. 'Tenemos no sólo el derecho sino la obligación de producir análisis racionales y objetivos', reivindicó Barroso frente a ideas procedentes de países como Alemania, que en el pasado 'han sido extremadamente negativas, aumentando la falta de confianza y creando confusión', añadió. 'Nuestra intención no es ir contra nadie, especialmente no contra el Estado miembro que es la mayor economía de la UE', pero 'no es apropiado decir desde el principio que no se pueda llevar a cabo un debate', aunque sea el de los eurobonos. Barroso recordó que Alemania ha ido aceptando a contracorriente propuestas como la de rescatar a Grecia, Irlanda y Portugal, crear un fondo europeo para ese fin o permitirle comprar deuda a los bancos. 'Los países miembros acordaron cosas que habían prometido no hacer jamás', aseguró, recomendando a Merkel un baño de 'realidad, que es una gran maestra'.

El documento presentado por Barroso consiste en una relación de tres opciones posibles que se someterán al previsiblemente largo periodo de consultas comunitarias, por lo que no es sino el inicio del debate. La más factible implicaría un diseño común para los títulos pero mantendría unas garantías nacionales. Las otras dos implican una sustitución parcial o total de la deuda nacional por bonos respaldados por la eurozona. Las tres persiguen un mismo objetivo: rebajar el interés que los países del euro pagan por financiarse. Para países como Italia o España es artificialmente alto, mientras que para Alemania es tan bajo que ya ha comenzado a tener problemas (ver información adjunta).

Si Barroso hizo ayer su propuesta es porque ya hay un buen número de países que persiguen la idea (Italia, España, Bélgica, Luxemburgo, Portugal y discretamente, Francia). Según algunos analistas, también ha influido la presión de cada vez más descontentos dentro de la Eurocámara con la pasividad del Ejecutivo comunitario ante el eje francoalemán, cuya eficacia en el combate de la crisis de deuda ha sido puesta en cuestión. Alemania, junto a Finlandia o Austria se oponen a crear eurobonos o 'bonos europeos de estabilidad', como los bautizó Barroso. Según ellos, responsabilizarse aunque sea en parte de la devolución de la deuda de otros incrementaría el riesgo y encarecería su propia financiación. Además, según Alemania, la propuesta no podría ponerse en marcha a corto plazo y mermaría la presión para sanear las cuentas públicas que ejercen con probado éxito los mercados.

'La idea que queda flotando es que a través de la colectivización de la deuda se pueden superar los problemas estructurales de la Unión Monetaria y eso es precisamente lo que no puede funcionar', dijo Merkel durante el debate parlamentario sobre los presupuestos alemanes. Según Merkel, la propuesta es 'extraordinariamente inapropiada' y 'problemática'.

Barroso ve los eurobonos como parte de un proceso de integración económica que también requerirá muchos sacrificios desde los países con más apuros, comenzando por una cesión de soberanía a Bruselas. Sin embargo, para la Comisión será 'difícil o imposible' mantener la moneda única sin iniciativas como la de los eurobonos. Antes de que prospere la gestión de la deuda conjunta, los socios europeos tendrán que afrontar un gran endurecimiento de los controles presupuestarios y antidéficit. En otra propuesta presentada ayer por Barroso, la Comisión pretende adquirir poder para forzar a un país a pedir un rescate y exigirle informes continuos sobre sus reformas y evolución económica.

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