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Berlusconi cuela en una ley las promesas a Bruselas

Nueva jornada intensa de reuniones de ministros y de partidos políticos

DANIEL DEL PINO

El Gobierno italiano volvió a reaccionar ayer de manera espasmódica a la crisis aprobando en una reunión de urgencia del Consejo de Ministros la introducción, a modo de enmiendas en la ley de estabilidad que se discute en el Senado, de algunas de las medidas que prometió la semana pasada el primer ministro, Silvio Berlusconi, en su carta de intenciones a los líderes de la Unión Europea en Bruselas.

Il Cavaliere pretendía llegar a la reunión del G-20 que se celebra hoy en Cannes con algo más consistente que una lista de propuestas después de que el martes la Bolsa de Milán perdiera un 6,8% y el diferencial con el bund alemán alcanzara la cifra histórica de los 457 puntos básicos.

La noticia saltó tras dos horas de reunión en la que el Ejecutivo trató de que las nuevas medidas fueran incluidas en un decreto ley independiente. Pero, según Il Sole 24 Ore, el presidente de la República, Giorgio Napolitano, se cerró en banda cuando comprobó que había 'ciertas normas, sin precisarlas, que no tenían nada que ver con las necesidades económicas inmediatas del país'.

El Banco de Italia dice que la deuda transalpina 'es sostenible'

El Gobierno se vio obligado entonces a optar por las enmiendas, entre las que estarán, según el borrador que comenzó a circular a última hora de ayer, la liberalización de algunos servicios de transporte públicos; la venta de inmuebles y terrenos estatales, empezando por los de Defensa, con la que Roma pretende rascar 15.000 millones de euros en tres años; una serie de inversiones en infraestructuras y banda ancha; la posibilidad de que todas las capitales de provincia apliquen un impuesto de habitación a las personas que se hospeden en hoteles y albergues como ya se hace en algunas ciudades;así como la liberalización de determinadas profesiones.

Durante toda la mañana se especuló con que Berlusconi podría aprobar una serie de medidas de choque para dar el golpe sobre la mesa de los mercados. Se habló de que Il Cavaliere estuviera dispuesto a incluir un impuesto sobre el patrimonio que gravara las grandes fortunas o los bienes inmuebles, y hasta de una tasa por la retirada de dinero de las cuentas corrientes de los italianos similar a la que hizo en 1992 el primer ministro, Giuliano Amato. Nada de nada.

La jornada fue frenética y transcurrió por dos caminos paralelos. Por una parte, Berlusconi mantuvo varias reuniones con sus ministros, mientras que el titular de Economía, Giulio Tremonti, convocó el Comité de Estabilidad para repasar la situación financiera del país con el presidente del Banco de Italia, Ignazio Visco; el director general del Tesoro, Vittorio Grilli; y el de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (Consob), GiuseppeVegas.

Venta de terrenos y liberalización de transportes públicos, entre las medidas

Al final del encuentro, Visco, que se estrena en el cargo después de la llegada de Mario Draghi al Banco Central Europeo, trató de calmar los ánimos con una frase que quizá sea demasiado optimista: 'La deuda de Italia es sostenible incluso si tuviera que soportar un rendimiento por encima del 8%'.

Por su parte, el presidente de la República, Giorgio Napolitano, tras el comunicado del día anterior en el que exhortó al Gobierno a acometer las reformas 'de manera improrrogable', llevó a cabo una serie de reuniones con todas las fuerzas de la oposición y con el ministro Tremonti, lo que disparó los rumores sobre la posibilidad de que estuviera sondeando su disponibilidad para un Gobierno de transición sin Berlusconi.

Pero más bien fueron una serie de encuentros en los que los líderes de la izquierda y el centro le trasladaron al jefe del Estado su temor de que, por muchas reformas que haga el Ejecutivo, el problema real para los mercados puede ser Il Cavaliere. 'Sin una discontinuidad en el Gobierno, cualquier medida será inútil', dijo Pierluigi Bersani, del Partido Democrático. Sus palabras fueron casi un calco de las pronunciadas anteriormente por Pierferdinando Casini, de la Unión de Centro: 'Cualquier sacrificio que pidamos a los italianos es inútil si el premier no da un paso atrás'.

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