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Bon Jovi regala a Lisboa un enérgico "hasta luego"

EFE

Bon Jovi cerró anoche en Lisboa su gira maratoniana con una inagotable noche de clásicos rockeros orquestada por su líder, al que casi 30 años después de subir al escenario, es difícil bajarle de él.

"¿Es que no me puedo divertir un poco?", preguntó sonriendo Jon Bon Jovi después de marcarse un desproporcionado bailoteo de caderas y como excusándose ante aquellos a los que aún les sorprende verle en plena forma a sus casi 50 años.

Y es que el cantante y sus compañeros Richie Sambora, Tico Torres y David Bryan, los rockeros más famosos de Nueva Jersey, demostraron de nuevo el fervor de su eterna juventud en este último concierto antes de darse un descanso de dos años.

Pero él hasta luego llegó con los deberes bien hechos.

La banda estremeció durante casi tres horas a 60.000 devotos espectadores a los que regaló tres bises, compases extra en éxitos como "Keep the faith" y un dramático comienzo a capella de su laureado "Livin' on a prayer".

A los seguidores más incondicionales ofreció sorpresas, con canciones poco esperadas como "Any other day", y al público general satisfizo hasta el hartazgo de sus "hits" más reconocidos.

"Raise your hands" inauguró un preludio que incluyó "Lost Highway" y alguna canción casi olvidada de su primer disco como "Get Ready", como bien recordó el cantante.

Pero sólo el himno "It's my life", que ha unido a generaciones de padres e hijos en una de las giras más exitosas de la trayectoria de la banda, consiguió despertar a la marea de brazos que cubría el parque lisboeta de Bela Vista.

La temperatura de la noche se disparó aún más a partir de "Bad Medicine", el primer sencillo de su cuarto álbum "New Jersey", que consiguió arrancar el alma más rockera del guitarrista Richie Sambora y el sonido ochentero de los teclados de David Bryan.

Canciones como "These days" rindieron homenaje al legado de los noventa del grupo y "Have a nice day" fue la mejor representante de la época de los años 2000, cuando el grupo se dirigió hacia su pop rock más comercial.

Ya en los bises, cuando el reloj marcaba las dos horas y media, el grupo amansó al público con una retahíla de baladas clásicas como "This ain't a love song" o "I'll be there for you", que Jon interpretó concentrado y con una cargada dosis de dramatismo.

Tampoco le faltó emoción para llegar a sus espectadores a los que mimó con cuidado. Les dejó cantar,les hizo gritar y saltar, y hasta les mostró orgulloso su amor por Portugal cuando se atrevió a enredarse en una bandera portuguesa.

Su carácter jocoso también iluminó la noche cuando aquél que fue un muchacho apasionado del metal interrumpió el clásico "Bad Medicine" para versionar sin reparos y con gracia la mítica melodía de la película "Pretty Women".

Impredecible una vez más después de casi treinta años bajo los focos, el grupo remató el fin de fiesta al ritmo de "Twist and Shout" de los Beatles, que dejó a sus seguidores tan sonrientes como ellos dejaron el escenario.

Ese fortuito tributo puso el punto final a "The Circle World Tour", una gira partida que empezó en febrero de 2010 en Estados Unidos y Canadá, y que siguió por las capitales europeas como "Open Air".

La dilatada travesía ha dado de sí más que ninguna otra a lo largo su carrera, en cuanto a número de conciertos y recaudación total.

El grupo se atrevió a batir el récord de 21 conciertos en Londres en un solo mes, ostentado por Prince y que Michael Jackson pretendía también superar antes de su muerte.

Además, Bon Jovi consiguió ser el conjunto musical del mundo que más recaudó en 2010, por delante de AC/DC y los irlandeses U2, y aún no se conocen las cifras de 2011.

La dorada madurez es reconocida por el propio líder del grupo en varias entrevistas, en las que define al Bon Jovi de estos tiempos como "más viejos", pero también "más sabios".

Por Susana Irles

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