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Con el botellón dentro de la discoteca

Varias salas fomentan que la gente beba dentro como lo haría en la calle

JOSÉ P. GARCÍA / ROCÍO PÉREZ

Un botellón se compone de una botella de alcohol, refresco, una bolsa de hielos, vasos de plástico, y lo más difícil, un buen sitio para reunirse: parques, plazas, polígonos industriales... o una discoteca. Ésa es la idea que proponen los promotores de una sala de conciertos de Sevilla. Ellos ponen el local, la música y la seguridad, y cada cual trae sus propias bebidas.

Con este particular botellón, la 'Sala Q', un clásico entre las salas de conciertos de España, apuesta por innovar. La gente se lleva sus bebidas, y dentro del local, mientras se toman las copas, disfrutan de la música. 'La idea es quitar a los jóvenes de la calle y ofrecerles una alternativa real de ocio', explica Juan Manuel Martín, gerente de la sala.

El máximo responsable destaca también las 'bondades económicas' de este plan para el viernes y sábado noche: 'Los jóvenes siempre se han quejado del precio de las copas en las discotecas, pero con esta alternativa van a ahorrar'. Además de los propios botellones que lleven los asistentes, la discoteca también venderá sus propios 'lotes': cerveza, refrescos y copas.

Estos ingresos, y la entrada al local, que cuesta cinco euros, son los beneficios que obtiene la sala, ya que la iniciativa es privada y no recibe ninguna subvención pública.

Idea gallega

La idea no es original. Un empresario de Santiago de Compostela ya estrenó en octubre pasado el botellón bajo cubierta, informa Mariola Moreno. Luis Rodríguez, el dueño del local 'Trapitos y Joyas', después de comprobar que los jueves su bar se le quedaba casi vaco optó por 'vender espacio en su establecimiento'. Cobra cinco euros por cabeza a los adolescentes que acuden a su establecimiento cargados con bolsas de bebidas compradas en tiendas de 24 horas. El propietario del pub pone la música, los vasos y el hielo.

En Sevilla, la experiencia comenzó hace dos fines de semana y el objetivo de la 'Sala Q' es mantenerla hasta que comience el calor. De momento, parece que la idea va simplemente regular. 'Los jóvenes sevillanos hablan de la medida, pero en estas semanas en las que esta comenzando a fraguarse la iniciativa, les está costando venir. A lo mejor hace falta más publicidad al evento', reconoce el gerente del local.

El caso es que en las primeras noches de botellón eran unos pocos, todavía, los que entraban en la 'Sala Q' con sus propias bebidas, y muchos más, los que pedían sus copas en la barra. Sin duda, la sorpresa para los que no conocían la iniciativa fue mayúscula y entre risas reconocían que para la próxima vez tal vez se pensarán más la posibilidad de traer a la discoteca sus propias bebidas alcohólicas.

Vecinos beneficiados

Si prospera la fórmula, junto a los jóvenes, beneficiarios directos de la iniciativa, también están los vecinos de las zonas de Sevilla más castigadas por la movida juvenil. Para Dolores Dávila, presidenta de la Plataforma Cívica Por el Derecho al Descanso 'la idea es muy positiva', asegura, aunque solicita 'que se cumplan escrupulosamente todas la medidas de seguridad, se controle el aforo máximo permitido y se cierre el establecimiento a la hora marcada por la normativa'.

Con esta idea, el botellón se reinventa y se adapta a los nuevos tiempos. Los coches-discoteca, las noches de frío en la calle y las molestias a vecinos y viandantes, podrían pasar a mejor vida. Aunque todo dependerá del gusto de los crápulas de la noche.

 

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