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Brown propone a Obama un ‘New Deal’ contra la crisis

EEUU inyecta otros 200.000 millones de dólares para intentar reactivar el crédito

ISABEL PIQUER

Barack Obama y Gordon Brown acordaron ayer trabajar en una solución conjunta para reparar el sistema financiero internacional y alcanzar una solución global a la crisis. El presidente estadounidense y el primer ministro británico, en su primer encuentro en la Casa Blanca, empezaron a sentar las bases del encuentro del G-20 que se celebrará en Londres a principios de abril.

Relajados, con trajes casi idénticos y corbata azul, Brown y Obama hablaron en un encuentro informal con la prensa (los británicos hubieran preferido una ceremonia más protocolaria) de lo mucho que les queda para restaurar el equilibrio de los mercados y trabajar eficazmente.

“Hemos hablado de cómo podemos coordinarnos para que todos los países del G-20 y del mundo, de forma coordinada, puedan estimular sus economías; de cómo podemos asegurarnos de que llegamos a una serie de principios comunes para tratar los problemas bancarios, para que los problemas en mercados emergentes como Hungría o Ucrania no tengan efectos secundarios”, dijo Obama.

Brown habló de un “fallo global del sistema bancario” al que comparó con un “corte de luz”. El británico, que dijo esperar mucho de la cumbre del
G-20, apostó por “aislar los activos tóxicos” y recordó que “un banco  enfermo en cualquier lado puede afectar a instituciones sanas en otras partes del mundo”.

“Debemos erradicar los problemas que hay en algunos países, llegar a una serie de reglas para el futuro y asegurarnos de que los bancos las cumplen y vuelven a prestar dinero”, añadió.

El mandatario británico, primer líder europeo en entrevistarse con el nuevo presidente estadounidense, pidió un New Deal contra la propagación de la crisis internacional.

“Debemos introducir cambios profundos en la regulación. Hemos estado hablando, Barack y yo, de la necesidad de supervisar las transacciones bancarias en la sombra, en áreas donde no se respetaron las reglas y donde los tratos se hicieron pensando sólo en el corto plazo. Y estos son cambios que ya hemos anunciado y que vamos a aplicar”. Resumiendo el encuentro, Brown sentenció: “Gran Bretaña y Estados Unidos deben unirse con los otros países para estabilizar el sistema financiero”.

El presidente estadounidense también respondió a las nuevas dudas sobre la eficacia de las medidas anunciadas hasta ahora por su Gobierno, con el Dow Jones en mínimos desde 1996. “Estoy seguro de que el crédito volverá a fluir y que los negocios volverán a prosperar”, dijo.

Mientras, en el Congreso, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, y el secretario del Tesoro, Tim Geithner, comparecían para intentar acallar las dudas sobre los planes de Washington, defender las medidas de urgencia, el plan de estímulo de 787.000 millones de dólares y el nuevo presupuesto del Gobierno. Bernanke aseguró que el rescate de AIG ha sido el episodio de esta crisis que le ha puesto “más furioso” porque, aunque era una aseguradora “operaba como un hedge fund” (fondo de alto riesgo).

Washington dio nuevos detalles de uno de los tres pilares del plan de rescate financiero presentado hace unas semanas. El llamado TALF estará dirigido a estimular el préstamo a consumidores y pequeñas empresas y empezará inyectando 200.000 millones de dólares, aunque podría llegar al billón.

El TALF proporcionará sus créditos a los propietarios de titulizaciones con calificación ‘AAA’ (la más alta) respaldadas por préstamos recientemente concedidos para la compra de coches, tarjetas de crédito, créditos para estudiantes y pequeñas empresas. “Estos mercados han sido históricamente un componente fundamental del crédito en nuestro sistema financiero, pero se han visto virtualmente cerrados desde el empeoramiento de la crisis financiera en octubre”, indicó Geithner. El plan estará en vigor al menos hasta diciembre.

El comisario de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, dijo el martes que hay una 'solución' para, de ser necesario, rescatar a un país de la eurozona y evitar su quiebra antes de tener que acudir al Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo, Almunia señaló que no sería inteligente explicarla en público. Las normas que rigen el funcionamiento de la eurozona impiden operaciones de rescate como las que ya se han puesto en marcha para países de la UE que todavía no usan la moneda única, como Hungría o Letonia. Tampoco autorizan al BCE a comprar directamente deuda de los Estados. Pero el ministro alemán de Finanzas, Peer Steinbrück, ya dijo hace unas semanas que si algún país de la eurozona tiene problemas para refinanciar su deuda, el resto tendrá que salir a su rescate. 'Si emerge una crisis en un país de la eurozona, hay una solución', dijo Almunia durante una conferencia. “La solución existe”, insistió. 

 

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