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Burman dice que "El nido vacío" es muy similar y muy diferente a sus anteriores filmes

EFE

El argentino Daniel Burman ha traído a competición oficial al Festival de San Sebastián su último trabajo "El nido vacío", una película "muy similar y muy diferente" a sus anteriores filmes y con la que ha tratado de dar su visión de las relaciones entre padres e hijos.

En una entrevista con Efe, Burman se muestra relajado y "superfeliz" de estar en San Sebastián y, sobre todo, confiado en que la respuesta del público europeo sea igual de positiva que la del argentino.

Una historia sobre una crisis de pareja, sobre las relaciones padres e hijos, sobre la vida cotidiana de una familia burguesa, "una película que parece simple pero que es muy compleja".

Con algunos de los rasgos característicos de su cine -divertidas escenas surrealistas, elementos judíos en la historia, neuras tópicamente argentinas- Burman construye un filme con un contenido diferente pero peligrosamente parecido a lo que ha hecho hasta ahora.

"Uno siempre habla más o menos de los mismo porque las películas son elementos muy superficiales y hay temas de una profundidad tal que uno nunca los abarca", explica un relajado Burman, que se muestra muy satisfecho del resultado final de la película.

Un proyecto que surgió porque sintió la necesidad de hablar de la relación entre padres e hijos pero dándole "una vuelta total de perspectiva".

"Me interesaba mucho lo terriblemente cruel que es la inversión del amor hacia los hijos. Uno está acostumbrado a que lo uno da tiene algún tipo de retorno en este mundo", como ocurre en el trabajo o en la pareja, "pero con los hijos no es así, uno es padre, está lleno de amor y no necesariamente eso vuelve de la manera que uno espera".

Un síndrome conocido, el del nido vacío, que se produce cuando los hijos se hacen adultos y abandonan el hogar familiar, y que está bien expresado "en un relato talmúdico que dice que el amor que uno da a los hijos va a los hijos de los hijos", explica Burman.

Una película difícil de rodar para él porque contiene elementos autobiográficos.

Algo que el director al principio niega, aunque tras reflexionar en voz alta pronuncia un rotundo "sí" ya que es "autobiográfica en el más verdadero de los sentidos", no en el de las vivencias, si no en base a los miedos absolutos, que es lo único que permanece a lo largo de la vida.

Sobre el trabajo con Cecilia Roth, reconoció que al principio pensó que "sería un lío trabajar con una estrella como ella, pero fue increíble porque es una persona simple que sabe muchísimo de cine, de cámara, de composición, de fotografía, de puesta en escena".

"Es muy enriquecedor trabajar con actores cuando conocen tanto de cine en el sector más profundo, colaboradores que exceden el hecho mismo de la interpretación", explica Burman, que entre entrevista y entrevista no deja de bromear con la actriz.

Y sobre futuros proyectos sólo avanzó que empezará a rodar en marzo de 2010 y que vuelve a una etapa generacional que le es más cercana.

Aunque por el momento no será en España, un país donde le gustaría filmar pero que hasta ahora no le han ofrecido algo que encaje con su forma de ver las cosas. Burman necesita "algo en lo que uno está convencido que puede aportar algo especial".

Así que, por el momento, se dedica a "disfrutar" de su visita al Festival de San Sebastián. Un certamen en el que "es imposible no disfrutar, tienes que tener un trastorno grave de personalidad para no ser feliz en este lugar, en este espacio, con este público".

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