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Bush impone Colombia en la agenda de Obama

Xalok

AÁlvaro Uribe se le complica el mundo. Al menos el que tenía diseñado hace tres meses cuando recibió en su residencia estival al entonces candidato republicano a la Casa Blanca, John McCain, a quien distinguió como el perfecto sucesor de su "amigo y socio" George Bush.

La simplicidad de su concepción política le jugó esta vez una mala pasada. Enfrentado con los demócratas por el bloqueo que el Congreso estadounidense mantiene a la firma de su Tratado de Libre Comercio (TLC), la exquisita recepción a McCain le ha apretado aun más la soga al cuello. Uno de los primeros movimientos realizados por el equipo Obama ha sido solicitar informes sobre el nivel de humanidad política de Uribe y el resultado obtenido es desastroso. Asesinatos de sindicalistas, militares infringiendo toda legalidad razonable, narcotráfico en aumento, caudillismo visceral. El fiel amigo que necesitaba Bush para vigilar América Latina mientras él boxeaba en el otro lado del mundo.

En la reunión celebrada ayer en la Casa Blanca, ha trascendido (¿interesadamente?) que Colombia fue la moneda de cambio mostrada por Bush para aceptar la solicitud de Obama de salvar de inmediato al poderoso sector automovilístico que vive en la cuerda floja. Un hombre a cambio de miles de puestos de trabajo. ¿Extraño?

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