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El caldo de cultivo de un clamor unitario en Catalunya

Expertos creen que el prolongado malestar catalán no sólo se alimenta del TC

ALBERT MARTÍN VIDAL

Los retrasos y la impuntualidad no son bien vistos en Catalunya, y ese rechazo alcanza a todos los ámbitos, también al político. Personalidades del mundo intelectual consultadas por este diario para explicar qué está ocurriendo en Catalunya para que más de 150 municipios vayan a realizar consultas sobre la autodeterminación y para entender por qué 12 diarios publican un editorial conjunto coinciden en que estos hechos son 'tan excepcionales' como la demora del Tribunal Constitucional a la hora de decidir sobre el recurso al Estatut.

Eso opina Jordi Muñoz, profesor de Ciencias Políticas de la Universitat Autònoma de Barcelona, que añade que 'existe una inquietud social muy grande, ya que el retraso del TC supone una degradación de la vida democrática'. En la misma línea, Joan Marcet, director del Institut de Ciències Polítiques i Socials, explica que 'lo visto estas semanas culmina algo que empezó hace muchos meses; la sensación es que el clima social favorece iniciativas de este tipo'.

Juristas sostienen que 'tanta unidad' recuerda al espíritu de la Transición

Para Marcet, diputado del PSC en Madrid de 1982 a 2004, las consultas o los editoriales manifiestan este malestar, a menudo multiplicado por las filtraciones sobre la intención del TC de recortar el Estatut. 'Se ha creado un caldo de cultivo por culpa de determinadas informaciones que crearon este clima', señala.

Tal vez la historia más reciente de este clima arrancara en marzo de 2007, cuando más de 150 instituciones, con empresarios, académicos y todos la sociedad civil se movilizaron en un acto conjunto para reclamar que el aeropuerto de El Prat tuviera una gestión catalana. Medio año después, José Montilla hizo su recordada comparecencia en Madrid en la que se refirió por primera vez a la 'desafección' catalana con respecto a España.

Las sucesivas crisis en Cercanías de Renfe o actos multitudinarios en favor del derecho a decidir forman parte de los ingredientes de un caldo que tuvo también momentos significativos cuando dos ex presidentes de la Generalitat, Pujol y Maragall, llamaron a una huelga fiscal.

La indignación va acompañada de un sentimiento de incomprensión

El historiador Joan B. Culla ve en este periodo un 'malestar difuso, palpable, creciente y transversal' por parte de 'las capas informadas de la sociedad catalana'.

Para Culla, el malestar abarca a muchos más sectores, además de a la clase política. 'No es sólo una cosa de los políticos, aunque es cierto que en los bares se ha hablado estos días más del Barça-Madrid que del editorial unitario', añade. A este respecto, explica 'lo que han hecho los diarios ha sido captar el malestar popular y plasmarlo'. Para este historiador, lo ocurrido en los diarios catalanes no es ninguna sorpresa: 'Esta semana ha sido esto, igual que podría haber sido una gran manifestación cívica convocada por la sociedad civil catalana, porque lo que se está recortando no es el Estatut de 2006, sino también el de 1979'.

En similares términos se expresa la popular abogada y directiva del Barça Magda Oranich. 'Ante los ataques externos que están recibiendo Catalunya y el Estatut, reacciones como la del editorial nos hacen sentir más unidos, más protegidos', dice.

Esta jurista que participó en la defensa de Salvador Puig Antich asegura que lo ocurrido en los últimos días recordaba la unidad catalana en la Transición, que se plasmó en la plural Assemblea de Catalunya. 'Es inevitable pensarlo cuando hay tanta unidad y nadie, excepto el PP, disiente', dice. 'Entre quienes se han adherido al editorial está la patronal y los sindicatos, el Barça y el Espanyol, periódicos enfrentados... todo el país', agrega. 'Así es muy difícil aceptar que una persona, un voto, por más que sea de un magistrado del TC, pueda frenar la voluntad popular que ha sido refrendada por el Parlament y el Congreso', concluye.

El catedrático Vicenç Navarro asegura que 'la derecha quiere presentar el conflicto del TC como un Catalunya versus España, pero es falso; existía una mayoría en el Parlament y en el Congreso a favor del Estatut'.

En su opinión, la tardanza del Alto Tribunal es 'un sueño para los nacionalistas de ambos lados, esto les está dando fuerzas'. Según Navarro, el Constitucional 'está muy enraizado en el pensamiento de la dictadura' y está sirviendo al PP 'para ganar lo que perdieron en las Cortes'.

La indignación que existe en Catalunya va acompañada del sentimiento de que es incomprendida, como dice Oranich: 'Después del editorial se leen cosas que lo dejan claro, parece que piensen que aquí nos hemos vuelto todos locos de repente. Tal vez sean ellos que no quieren asumir la realidad'.

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