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Los camboyanos celebran los 30 años de la caída de Pol Pot

Reuters

Por Ek Madra

Miles de camboyanos, supervivientes de los "campos de la muerte" de los Jemeres Rojos, celebraron el miércoles el trigésimo aniversario de la caída del régimen ultramaoísta de Pol Pot, al que se responsabiliza de la muerte de 1,7 millones de personas.

Hasta 80.000 personas abarrotaron el estadio olímpico de la capital en un encuentro organizado por el Partido del Pueblo de Camboya (CPP, por sus siglas en inglés), actualmente en el poder y heredero del Gobierno instalado por Hanoi después de que sus tropas derrocaran a Pol Pot, al que secundaba Pekín, el 7 de enero de 1979.

"Siempre hemos recordado a quienes sacrificaron sus vidas para salvarnos del genocidio", dijo el veterano presidente del CPP y ex guerrillero Chea Sim a la multitud jubilosa.

Pese al rechazo generalizado a los Jemeres Rojos y a su desastroso intento de crear una utopía agraria, una minoría significativa de camboyanos recuerdan el 7 de enero como una fecha que supuso el comienzo de una ocupación de 10 años por parte de sus odiados vecinos vietnamitas.

Los opositores al primer ministro Hun Sen, ex comandante de los Jemeres Rojos que lleva en el cargo desde hace 23 años, le etiquetan frecuentemente como marioneta de los vietnamitas, algo que él rechazó esta semana con su estilo contundente habitual.

"Quien esté en contra del día de la victoria es o Pol Pot o un animal", dijo el martes a la multitud en la inauguración de un puente al sur de Phnom Penh, que en 1979 era una localidad fantasma y abandonada tras cuatro años bajo los Jemeres Rojos.

Vietnam también recordó el aniversario, y los periódicos oficiales recogían artículos que describían la invasión como una misión misericordiosa y calificaban la ocupación de necesaria para impedir el resurgir de los Jemeres Rojos.

"Donde quiera que fuera nuestro ejército, era recibido con algarabía por el amable pueblo camboyano", dijo el diario Tin Tuc.

Dado que en aquella época la "teoría del dominó" de la Guerra Fría ocupaba las mentes de los legisladores occidentales, muchos en Washington tenían una opinión diferente, ya que temían que la marcha de Vietnam sobre Phnom Penh precediera a un asalto de mayor alcance sobre Tailandia, aliado estadounidense.

Tras huir a la selva junto a la frontera tailandesa, los fieles a Pol Pot resistieron a los vietnamitas y a Hun Sen hasta su rendición final en 1998, año en que falleció el "hermano número uno" del movimiento.

Los hombres fuertes de Pol Pot, todos ancianos y enfermos, están siendo llevados ahora ante la justicia, aunque los camboyanos cada vez están más frustrados por los retrasos interminables del tribunal conjunto del país con las Naciones Unidas.

"Las almas de mis parientes no estarán tranquilas sin que estos asesinos sean juzgados", dijo Thay Srey Khon, que perdió a ocho parientes con el régimen.

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