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El 'Can Vies' asturiano

CARLOS DEL CASTILLO

Centro social, guardería para madres solteras, biblioteca, sala de estudios 24 horas, talleres para los más pequeños, cursos de formación para parados e incluso banco de alimentos en las horas más oscuras de la acuciante crisis económica. Estas son las actividades que se desarrollan ahora en el edificio ovetense de La Madreña, un edificio en perfecto estado que quedó abandonado en 2008, convirtiéndose en el símbolo perfecto de la especulación urbanística que asoló España. El movimiento 15M lo reclamó en 2011 como espacio público al servicio de la ciudadanía, en un intento de retomar parte de función social original como sede de la Consejería de la Sanidad del Principado.

Una orden de la Audiencia Provincial de Oviedo obligaba a los ocupantes del edifico a abandonarlo antes del día 28, pero ellos continúan desarrollando las actividades del centro. La decisión contradice la resolución del Juzgado de Instrucción número uno de Oviedo, que consideró 'adecuada' la ocupación, puesto que los usuarios lo utilizaban 'para fines sociales en beneficio de la comunidad y de modo adecuado sin causar daño o desperfecto alguno', desestimando la denuncia de la constructora Sedes, sociedad de capital mixto que exige la devolución del inmueble, destinado a convertirse en pisos de lujo. 

Si la actividad del centro social sigue en marcha es gracias al apoyo ciudadano. 'Los vecinos están con el centro', afirma con rotundidad José Sariego, presidente de la Asociación de Vecinos Fuente Pando-Pumarín.  'Que se hagan actividades de ese tipo es muy importante para los vecinos porque da otra perspectiva de los locales públicos. Aquí no tienes que pedir un permiso oficial con tres meses de antelación como pasa con los locales municipales, simplemente informando ellos te facilitan una sala, puedes participar en todas las actividades que organizan como el teatro, los cursos...', explica. 

Mercadillo organizado en el patio de La Madreña.

Cuando el conflicto por el desalojo de Can Vies ocupa portadas por los conflictos con las Fuerzas de Seguridad, a los activistas de La Madreña les resulta más difícil captar la atención nacional por el carácter 'tranquilo y pacífico' de sus protestas, tal y como explica Diego Díaz, uno de los colaboradores del centro. 'Nosotros regalamos libros de nuestra biblioteca a los políticos, organizamos una manifestación en la que partiparon 3.000 personas —Oviedo cuenta con 225.000 habitantes—, entramos en la sede del PSOE Asturias para hablar con ellos, y como no nos recibieron organizamos allí una asamblea', comenta. 

Los usuarios señalan al Gobierno del Principado y a Javier Fernández, para que ordene a Sedes retirar la denuncia que amenaza La Madreña.'Pedimos a Fernández que termine con esta gran incongruencia, que pare el desalojo y que se retiren la imputación de las cinco personas que fueron identificadas por la Policía cuando organizaban un teatro infantil', expone Jara Cusculluela, portavoz de los usuarios del centro. 'Solo queremos —continúa— que se reconozca nuestro hueco y se respeten las actividades sociales que llevamos a cabo, tal y como reconoció el juez del Juzgado de Instrucción'.

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