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Caperucita visita Madrid reinterpretada por el dominicano Jorge Pineda

EFE

La famosa niña ataviada con una capucha roja, que Charles Perrault hizo famosa hace más de tres siglos, vuelve por estos días a Madrid de la mano del artista dominicano Jorge Pineda, quien propone que el espectador reconsidere si los personajes de su niñez son realmente como siempre los ha imaginado.

"¡Que viene Caperucita!" es el título que el artista de Barahona (República Dominicana, 1961) le ha puesto a su exposición, con la que inaugura hoy un nuevo local de la galería madrileña Raquel Ponce.

"He concebido este proyecto como un juego; que la gente se acerque a tratar de descifrar los códigos envueltos en él", dijo Pineda en una entrevista con Efe, convencido de que el arte contemporáneo ha dejado atrás "la reverencia y la solemnidad" para mirar el trabajo artístico "de manera natural, sana y sin dramatismo".

El juego parece empezar con uno de sus dibujos en el que Caperucita orina de pie, como un niño. "Siempre decimos: '¡Que viene el lobo, que vine el lobo!'", dice Pineda, y pregunta luego: ¿Y si Caperucita no es como la imaginamos?".

El artista desgrana las claves de su trabajo explicando que cada individuo tiene dentro de sí "los referentes que se forman en la niñez"; unas claves que, según él, empiezan a modificarse a medida que la persona crece y empieza a ver el mundo y a tomar referencias.

Jorge Pineda utiliza en su trabajo a Caperucita y también a otros personajes infantiles, como Mambrú o Pinocho, "que inclusive la sicología utiliza hoy como mecanismos para desentrañar el inconsciente del individuo".

El artista echa mano de nombres, referencias u objetos de esos cuentos sin la intención de recrearlos sino como una "búsqueda de la esencia" de lo que el autor "quizás pretendió decir" para reinterpretarlo.

En su "juego" artístico, Jorge Pineda convierte a Pinocho en un boxeador escondido detrás de una máscara de sí mismo. "¿Para mentir mejor o para autoengañarse?", se pregunta.

Y también hay una serie de muñecos de Mambrú, el niño que se fue a la guerra y no volvió. Jorge Pineda pone en fila a varios muñecos armados aparentemente iguales. "Están uniformados sólo por la actitud corporal, pues cada uno tiene su propia individualidad, sus efectos y su defectos".

Jorge Pineda, que ha expuesto su obra en la Feria Internacional de Arte de Madrid (ARCO), en 2005, y en la pasada Bienal de Venecia, explicó a Efe que fue artista ya desde niño "sin saberlo", desde que dibujaba en un gran tablero que su madre, profesora, tenía en casa.

Unos años después se matriculó para estudiar arquitectura hasta que descubrió que su trabajo estaba en el arte.

"Me inspira la lectura de un cuento o del periódico -dice Pineda-, un niño que pasa, un ruido, una mujer embarazada, cualquier elemento que me toque; lo investigo y lo desarrollo".

Pineda utiliza "casi siempre la niñez, pero también los pueblos como metáfora del niño", y cita una de sus obras, titulada "Me voy", con la que pretende explicar "la visión un tanto inmadura que tiene esta sociedad y cómo a partir de esa inmadurez es capaz de crearse una serie de problemas y autocastigarse".

El artista afirma que esta "muy contento" con esta segunda exposición en Madrid -la primera tuvo lugar en 2006 en la misma galería- porque a los artistas dominicanos y del resto de Latinoamérica, "un mundo que es tan diferente cada tres metros", la presencia en España les hace "visibles".

Y la galerista, Raquel Ponce, que trabaja desde 1989, aseguró que decidió proponerle a Pineda esta exposición de apertura del nuevo espacio porque es "uno de los artistas internacionales más interesantes del momento".

"Técnicamente, Pineda es perfecto; una vez que tiene el planteamiento de su idea la ejecuta de forma exquisita", dice la galerista, que exhibirá la obra del dominicano hasta finales de octubre próximo.

Javier Nieto-Remolina

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